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Crónica
Texto informativo con interpretación

El árbitro vuelve loco a Balaídos

El Celta gana por los pelos al Valencia en un partido con 3 penaltis

El Celta contuvo la cabeza de la Liga, que quedó prácticamente intacta después del paso del Valencia por Balaídos. En un partido decidido desde el punto de penalti, el equipo de Cúper tuvo buenas noticias de su banquillo, que tomó la alternativa ante las ausencias, pero Daudén Ibáñez castigó con dos penaltis dos caídas casi consecutivas y frustró el conato de persecución al Madrid. Eso sí, luego le dio uno al cuadro valencianista que desaprovechó Kily. El equipo de Víctor Fernández, con este triunfo, continúa con su espectacular segunda vuelta.

El Celta resistió diez minutos el ritmo que el Valencia le imprimió al balón. Lo que comenzó como un partido vertical, de área a área, rápido y con alternativas, se convirtió a partir de entonces en un catálogo de los recursos de Cúper, que como se comprobó son abundantes. Kily se metió entre líneas y dejó la banda izquierda para Vicente, que pasó un examen más. Y entre el argentino y Sánchez encontró el Valencia los apoyos en ataque que garantizaba Aimar.

Desde que el Celta cedió la iniciativa sólo Gustavo López inquietó al Valencia. Sin laterales, decidió Cúper una defensa de tres centrales, y en la banda derecha gozó Angulo de bula para conducir el ataque. Lo mejor de la primera parte sucedió en ese costado, en el que Angulo persiguió la sombra de Gustavo pero se benefició de las concesiones defensivas del Celta. Sobra decir que nadie le vigilaba en el gol de Sánchez, cuando sólo tuvo que meter la pelota en el corazón del área para que Albelda practicara el pase de la muerte.

La velocidad del choque fue especialmente tortuosa para Jayo, un centrocampista que todavía no ha dado un sólo motivo que justifique su contratación. La improvisación de Vagner necesita algo de aplomo en el medio centro, y sin Giovanella el Celta no lo tiene. Sólo Vagner, que se perdió el choque de UEFA, jugó con las revoluciones que el partido requería.

Los problemas del Celta parecieron tener que ver más con la intensidad que con el cansancio, porque pese a los augurios se metió el equipo en faena en la segunda parte, empujado por Daudén. Nada que objetar al primero de los penaltis, en el que Djukic aparta de la carrera a Catanha, pero el que señaló cinco minutos más tarde, también al central valencianista, dejó muchas más dudas. Y qué decir del que llegó en el descuento, que Cavallero convirtió en anécdota.

Con el marcador a favor, el Celta recuperó buena parte de su juego. Entró Edu por la banda como hasta la fecha no lo había hecho, y conectó con Mostovoi, muy afinado tras el descanso. Fueron demasiados golpes juntos para el equipo de Cúper, que sin embargo se vino arriba y a punto estuvo de alcanzar el empate en un partido en el que él árbitro volvió loco a todo hijo de vecino.

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