'Como los niños no votan, ni se les respeta ni se les tiene en cuenta'
Ignacio Gómez de Terreros (Sevilla, 1941) está dedicado a la pediatría social desde hace 34 años, 'cuando nadie en España hablaba de pediatría en estos términos', dice. El siglo XXI, asegura, deberá ser el de la consolidación de los derechos del niño. La Junta acaba de nombrarle presidente del Consejo Andaluz de Asuntos de Menores y ya está pensando soluciones. Problemas como la violencia escolar o los menores que llegan solos desde Marruecos le preocupan. También, desde su responsabilidad actual como jefe de Servicio en el Hospital Infantil del complejo sanitario Virgen del Rocío, insiste en recordarle a la sociedad que 'antes que los intereses de los adultos, están los de los niños'.
Pregunta. ¿Qué asuntos son los que usted cree que deberá abordar desde la presidencia que acaban de otorgarle?
Respuesta. En principio, todos. Aunque nuestra misión, cómo órgano de consulta que somos, es asesorar a la Administración
P. Pero hay temas...
R. Sí, y no los rehuyo. Me considero independiente y emitiré mi opinión siempre que se me pida. La violencia escolar, el problema de los niños emigrantes, la desestructuración familiar, la salud mental infantil, los trastornos alimentarios, la relación entre padres e hijos...
P. ¿Y qué opina del grupo de madres que se ha encerrado para recuperar la custodia de sus hijos?
R. Sin entrar a analizar cada caso, lo único que quiero decir, insisto, es que los intereses de los niños deben estar siempre por encima de los de los adultos. Y eso, a veces, la sociedad parece que no lo entiende.
P. ¿Qué es la pediatría social exactamente?
R. Podría resumirse diciendo que es la propuesta que aboga por la integración ambiental y social del niño para evitarle cualquier tipo de trauma.
P. Complicado, ¿no?
R. No. Sólo pretendemos que sean felices y crezcan sanos.
P. ¿Vislumbra usted algún problema, en relación con los menores, que tenga que ver con los tiempos que corren?
R. Sí, varios. Aunque el más importante, sin duda, es el de su soledad. Hoy, los niños, debido a la situación de sus padres (trabajo de ambos cónyuges, separaciones) se hallan aislados y su proceso de formación es traumático y, en muchos casos, desestructurado.
P. ¿Y por qué cree usted que las instituciones, los políticos, los adultos en general, no acaban de tomarse en serio los problemas y derechos de la infancia.
R. Porque, como los niños no votan, no se les tiene en cuenta ni se les respeta. La sociedad debe cambiar el mensaje que tiene sobre ellos.
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