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Crónica:LAS VENTAS | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Hicieron algunas cositas

Cuando en un festejo taurino los novillos ofrecen pocas dificultades, si los novilleros tienen cierto gusto para el toreo y se han aprendido bien las lecciones, les salen algunas cositas. Un vistoso lance de capote por aquí, un trincherazo templado por allá...

Eso, precisamente, es lo que ocurrió en esta primera novillada del siglo XXI en Las Ventas. Unos utreros que embistieron con más o menos fuerza y entrega, y unos espadas a los que, alguna vez, les salieron cosas muy aparentes.

La novillada de Nazario Ibáñez tuvo un comportamiento muy propio de su encaste Núñez. Animalitos flojetes, corretones de salida y dóciles en la muleta. Sólo el sexto hizo ascos a los cites del espada y se aquerenció en las cercanías de los tableros del tendido uno. Allí estuvo el debutante Paulita tratando de sacar agua de aquel aljibe seco, en una inútil porfía. No ha causado muy buena impresión, que digamos, este novillero aragonés, nuevo en Las Ventas. Si el sexto no le dejó hacer nada, el tercero le sirvió para hacernos ver que no corre la mano en los muletazos y que coge mal la muleta, cuyo pico emplea con descaro. Dio muchos pases a este novillo, todos destemplados y sin llevarlo toreado. Al final, el torito se hartó y dejó de colaborar.

Naturalmente, el aragonés hizo sus cositas. Las verónicas con que saludó al tercero le salieron muy rítmicas y mecidas, así como las chicuelinas rematadas con una larga que instrumentó en el quite.

El que más y mejores cositas hizo fue Gregorio Alcañiz. Unos lances por el pitón derecho a su primer enemigo, con el excelente juego de brazos. Su faena al tercero, iniciada con una pedresina en los medios y continuada con series de mano baja llevando muy toreado al novillo. Destacó el madrileño por la suavidad de sus toques, la verdad en los cites frontales y una serie de derechazo, trinchera y pectoral que le salió perfectamente ligada. Fue una pena que no consiguiera acoplarse con la buena embestida del quinto. El novillo se apagó al final y Alcañiz le sacó entonces los mejores pases, gracias, de nuevo, a lo acertado del pulseo en los toques.

Luis Vilches ha tenido una actuación muy poco brillante. Sus cositas fueron muy escasas, sólo una: media verónica lentísima y con temple en un quite. Hizo una faena larga y aburrida, cimentada en el unipase, al inválido primero y otra compuesta de feos trapazos al cuarto, al que ahogó la embestida.

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