Mario Gas subraya la libertad y la carnalidad de la Lulú de Wedekind
El montaje del director se estrena en el Teatre Nacional de Cataluña
Mario Gas ha elegido la versión inicial (1894) de Wedekind de la 'tragedia monstruo' de Lulú, que luego el autor desarrollaría en Espíritu de la tierra y La caja de Pandora, una primera versión 'más brutal y contradictoria'. En la obra, traducida al catalán por Feliu Formosa, Lulú, en una carrera de vicio y corrupción, va ascendiendo desde la miseria en la escala social, mientras que los hombres que la desean y la aman mueren. Al final, Lulú va a parar a un circo y, por último, a la prostitución callejera en Londres, donde encuentra una muerte con sabor a redención a manos de Jack el Destripador.
'Lulú es un mito moderno, un tema recurrente en el cómic, la literatura, el cine', dijo ayer Mario Gas al presentar el espectáculo, que cuenta con 21 intérpretes. 'Wedekind es el primero que hace una redefinición del clásico mito de la mujer como fatalidad; la lleva a las cloacas, la hace salir de la marginación. La amoralidad y el poder de subyugación de Lulú, su malignidad provocadora, causan finalmente que todo estalle contra ella: los mismos rasgos que la hacen encumbrarse provocan su autodestrucción'. 'A Lulú', continúa, 'se la quiere poseer, dominar y cambiar, y ella no lo permite'.
Mario Gas resaltó la figura de Wedekind, 'un personaje poliédrico que recoge toda la tradición del teatro centroeuropeo y la relanza' y sin el que no se entendería bien, dijo, a Brecht.
Para Mario Gas, la historia de Lulú tiene una potencia y una actualidad rabiosas. 'Todo personaje contradictorio que se enfrenta a su momento bajo un prisma de libertad guarda puntos de contacto con nosotros', afirmó.
Babelia
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