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Una joven muere tras ingerir drogas de diseño en una fiesta de Cádiz

La joven de Jerez Rocío Fernández Carrasco, de 18 años, falleció el pasado martes en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz a causa de un derrame cerebral causado por la ingestión masiva de drogas de diseño y alcohol en una fiesta de Carnaval celebrada el sábado anterior en la Sala Anfiteatro de la capital gaditana. A las 3.00 del domingo, la chica fue trasladada inconsciente e ingresó con un cuadro de intoxicación de anfetaminas. Hasta el momento de su muerte permaneció en coma.

El diagnóstico médico aportado al padre de la fallecida señala que ésta debió consumir una gran cantidad de anfetaminas, posiblemente drogas de diseño en forma de pastillas, mezcladas con alcohol. La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, informó ayer de que el Ayuntamiento ha remitido a la Subdelegación de Gobierno un informe con la actuación de la Policía Local, que aquella noche detuvo a dos personas que vendían pastillas de éxtasis y otros estupefacientes en los alrededores del local en el que se celebró la fiesta, a la que asistieron más de 1.500 jóvenes.

El padre de la joven, Antonio Fernández, presentó una denuncia, aseguró que su hija no consumió las drogas y dijo que 'alguien' debió introducir las pastillas en su vaso. 'Aquí sólo se puede hablar de homicidio mientras que no se demuestre que Rocío consumió las pastillas voluntariamente. No creo que ella las tomara por sí misma, alguien se las tuvo que dar'.

Versión del padre

El padre, que no acusa a nadie en concreto, afirmó ayer que su hija le había dicho que acudía aquella noche 'a una fiesta pastillera'. No obstante, sostiene que su hija 'estaba en el mundo', seguía sus estudios y tenía una buena formación. 'Rocío era abierta y alegre. Nadie puede decir en su barrio que fuera una drogadicta. De ser así, no habríamos dado este paso', comentó ayer muy afectado.

Por su parte, el propietario del local, Francisco Sánchez, explicó ayer que la fiesta fue organizada por la empresa de relaciones públicas Kamikaze, que habían alquilado el local para esa noche. Un portavoz de esta firma negó que se tratara de una fiesta 'pastillera' sino de 'una cita para ofrecer a la juventud música electrónica, alternativa'. Según explicó, la organización expulsó durante la fiesta a 300 personas de la sala por consumir porros o por saltarse alguna norma, aunque en ningún caso fueron conscientes de que se consumieran pastillas. Sánchez sostiene que en su local no se consume ningún tipo de drogas: 'Está totalmente prohibido'.

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