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Arnedo denuncia que en Euskadi unos periodistas sufren el terror y otros miran a otro lado

Antonio Arnedo, director de El Correo Español-El Pueblo Vasco, publicación que recientemente sido objeto de ataques y amenazas del entorno de ETA, afirmó ayer que la persistencia del terrorismo 'pone a prueba' el oficio de periodista en el País Vasco, ya que los profesionales de la información están 'especialmente amenazados' por la intolerancia. Arnedo intervino en la Real Academia de la Historia en el ciclo de conferencias conmemorativas de los veinticinco años de reinado de don Juan Carlos.

En su intervención explicó cuáles son los condicionantes políticos, empresariales y sociales que han influido en la definición de la profesión en la Comunidad Autónoma Vasca y se detuvo en la situación actual, 'más dura y difícil de lo que nunca ha sido'. 'Las rencillas y acusaciones entre empresas y las querellas entre periodistas son frecuentes ya en nuestro ámbito', relató. La razón de 'esta degradación de las relaciones' hay que buscarla, según él, 'en el propio enturbiamiento de la vida política vasca; en la división entre los partidos y que comienza ya a observarse entre la ciudadanía, y en el hecho, más sangrante, de que unos periodistas se sienten en el punto de mira del terror mientras que algunos compañeros de profesión prefieren mirar hacia otro lado'.

Los medios vascos, dijo, se diferencian no sólo por su postura ante el aborto, la fiscalidad, el modelo de relaciones laborales o la política de subvenciones a la cultura, 'sino sobre todo por la forma de entender el engarce del País Vasco en España. Hay una esquizofrenia notable en los medios públicos controlados' por el PNV, que 'lleva, por ejemplo, a que la radio y la televisión vascas, nacidas al amparo del Estatuto, dediquen de forma habitual más minutos a los defensores de su superación que a los de su pervivencia'.

Heroicidad

En el País Vasco, detalló, realizar una información que trate de cubrir 'todos los ángulos de los hechos' se ha convertido 'casi en una heroicidad', porque 'todas las partes en litigio exigen militancia a los medios'. En su opinión, los periodistas vascos no deben actuar con neutralidad, 'como si nos encontrásemos cubriendo las escaramuzas de una guerra convencional entre dos ejércitos', sino 'profundizando, auscultando el pálpito social', e interpretar 'hechos que puedan aparecer velados'.

'Es verdad', prosiguió, 'que el panorama que he dibujado está muy lejos de ser el que correspondería a un país civilizado, democrático y en paz'. Pero también es cierto, matizó, que presenta 'indicadores que muestran una sociedad extraordinariamente dinámica'. 'Los periodistas que defendemos en el País Vasco la profesionalidad en el ejercicio de nuestra tarea tenemos que superar cada día una presión exorbitante, pero seguiremos al pie del cañón mientras nos queden fuerzas y sin pedir a cambio contrapartida alguna'.

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