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EL DEBATE DEL PLAN HIDROLÓGICO

Aznar dice que la relación con CiU ha de ser 'equilibrada'

Pujol ha hecho durante los últimos meses todo lo que ha podido para evitar una declaración solemne contra el proyecto de Plan Hidrológico Nacional. Incluso su consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, adujo un cólico para ausentarse de la votación del proyecto en el Consejo Nacional del Agua. Pero ayer no pudo evitarlo. Durante toda la mañana, los diputados de CiU intentaron alcanzar un acuerdo con los socialistas para poder votar una moción de contenido más suave.

No lo lograron, aunque en algún momento pareció que iban a conseguirlo. El PSC no aceptó diluir su propuesta. CiU quedó entonces cogida entre la presión popular en las comarcas del Ebro, unánimemente movilizadas en contra del trasvase, y las exigencias del PP para que apoye el proyecto de PHN.

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Pujol se inclinó esta vez por votar en contra del proyecto de PHN. La reacción del PP tardó pocos minutos y acto seguido los 12 diputados populares dejaron en minoría a CiU en la votación de dos mociones que pedían la retirada del proyecto de Mapa Eólico y del que prevé instalar una central térmica de ciclo combinado en Móra la Nova. Las dos mociones prosperaron.

El líder de la oposición socialista, Pasqual Maragall, sacó pronto sus conclusiones. 'Hasta ahora teníamos crisis de gobierno. Ahora tenemos también crisis de mayoría', dijo. El Gobierno tendrá que explicar ahora, añadió, 'cómo piensa rehacer lo que acaba de quebrarse'.

Había más consecuencias que extraer de unas votaciones que representaban, como se encargó de recordar el ecosocialista Rafael Ribó, 'la primera gran derrota parlamentaria del Gobierno de Pujol en 17 años'. Maragall telefoneó al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y le comunicó que en Cataluña se había formado una mayoría parlamentaria y de gobierno en contra del proyecto de PHN. 'El Plan Hidrológico Nacional ha muerto', sentenció.

La dignidad de Puig

Maragall se preguntó también 'cómo va a mantener su ética y dignidad de consejero' el titular de Medio Ambiente, Felip Puig, que acabava de ver derrotados dos proyectos estelares de su departamento. 'En la tradición parlamentaria europea, la confianza perdida ante la Cámara se recupera cambiando al consejero que ha sido derrotado', explicó.

Acompañado por el consejero jefe Artur Mas y por Felip Puig, que ofrecían un aspecto avinagrado, un Pujol aparentemente muy tranquilo no quiso reconocer la gravedad de la situación. Arremetió contra los socialistas catalanes por pronunciarse ahora en contra de todo trasvase del Ebro cuando en el pasado lo habían promovido, nada menos que desde el Gobierno de España. Evitó hacer el menor comentario acerca de la actitud del PP y se limitó a rechazar la acusación de cambiar de posición que le formula el presidente del Gobierno central, José María Aznar. 'Nuestra posición es la misma desde el 30 de noviembre. Siempre hemos estado en contra de este proyecto de PHN, y hemos presentado nuestra propia alternativa en forma de alegaciones', recordó.

Lo que ahora va a suceder no está claro para nadie. Ni para el presidente del PP de Cataluña, Alberto Fernández Díaz, que acababa de ser el verdugo de la extinta mayoría parlamentaria. Fernández Díaz definió el nuevo escenario político como una situación de 'incertidumbre parlamentaria'. Y es el fruto que se obtiene, afirmó, cuando se pretende estar en un gobierno 'sin contar con acuerdos políticos y sin tener ideas claras'.La reacción del presidente del Gobierno, José María Aznar, al voto del Parlamento catalán y de CiU en contra del proyecto de Plan Hidrológico Nacional (PHN) fue moderada y no puso en cuestión la continuidad de la alianza. Aznar defendió el PHN y mostró su esperanza en que CiU haya reflexionado sobre su bondad cuando se tramite en las Cortes. Respecto a las relaciones del PP con CiU, afirmó que deben ser 'razonablemente equilibradas'. Por ello se entiende, agregó, que 'no se pueden establecer sobre la base de que unos siempre tienen que apoyar y otros hacen en cada momento lo que les parece'. Aznar aporvechó para cargar contra los socialistas, tanto por su rechazo del PHN como por haber apoyado la presentación de un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Extranjería. Sostuvo que el PSOE tiene 'problemas de vertebración interna' suficientemente importantes para que se dedique a ellos con intensidad. Se refería a que el PSOE pide un acuerdo sobre la Ley de Extranjería al tiempo que en Cataluña y el País Vasco recurre contra ella al Tribunal Constitucional.

La plataforma del Ebro

Una explosión de júbilo entre los miembros de la Plataforma para la Defensa del Ebro acogió el resultado de las votaciones que obligaban a retirar el proyecto de Mapa Eólico, de la central térmica de ciclo combinado en Móra la Nova y expresaban el rechazo del Parlament al proyecto de PHN y al trasvase del Ebro. Los miembros de la plataforma seguían el desarrollo del debate desde una sala del Parlament. Inmediatamente después se fundieron en abrazos entre sí, se dirigieron a la sala de los pasos perdidos y allí comenzaron las felicitaciones y los abrazos con los diputados del PSC-Ciutadans pel Canvi, Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V). Pasqual Maragall (PSC), Josep Lluís Carod (ERC) y Rafael Ribó destacaron que la movilización de las tierras del Ebro ha sido el factor que ha hecho posible la derrota de los proyectos de los gobiernos de CiU y el PP. Carod destacó que con la toma de posición del Parlament en contra del trasvase del Ebro, Cataluña gana amigos en Aragón. Ribó destacó que ahora se abre 'una perspectiva con muchas hipótesis' y que la izquierda debe aprovechar la oportunidad para concretar su alternativa a la mayoría conservadora que se ha resquebrajado. Maragall se mostró escéptico sobre la posibilidad de que CiU y el PP rehagan su alianza. 'El PP hará nuevos juramentos de fidelidad a CiU, aunque será de mal humor', dijo.

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