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Reportaje:ESPACIO | Misiones de exploración

Eros procede de la nebulosa solar

La sonda Near-Shoemaker, de la NASA, ha batido récords espaciales. Con su espectacular aterrizaje sobre el asteroide 433 Eros el pasado 12 de febrero ha proporcionado datos de oro para entender la formación del sistema solar hace 4.500 millones de años. Los primeros resultados obtenidos por el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, responsable del control de la misión, confirman en principio que el asteroide es efectivamente uno de los cuerpos sólidos más antiguos del sistema solar, aunque quedan aún bastantes puntos oscuros.

Según los expertos, los resultados de la expedición permitirán no sólo comprender mejor de qué cuerpos proceden los meteoritos que se encuentran en la Tierra sino también, por el conocimiento de la composición química del asteroide, idear estrategias en un futuro para evitar un posible choque con este planeta.

'Near está mostrando que las misiones a asteroides son enormemente útiles', comenta el experto en asteroides Thomas Müller, astrónomo en el centro de la Agencia Europea del Espacio (ESA) en Villafranca del Castillo (Madrid). Además de para estudiar la formación del sistema solar en general, 'los resultados de Near servirán en primer lugar para entender mejor de qué cuerpos proceden los meteoritos que se encuentran en la Tierra; las clasificaciones actuales aún no están claras', afirma Müller. 'A más largo plazo', añade, 'el saber la composición química de un asteroide es útil desde para pensar en una posible extracción de recursos minerales en el futuro, hasta para idear estrategias para evitar un choque con la Tierra, si algún día esto es necesario'. El astrónomo confiesa estar emocionado con las imágenes y datos obtenidos por la sonda.

Aunque la misión Near atravesó baches -el primer intento de entrar en órbita del asteroide, en diciembre de 1998, falló y la misión hubo de ser prolongada unos 13 meses-, su desenlace ha resultado un éxito. La sonda no sólo ha obtenido las imágenes más nítidas de la superficie de un asteroide sino que, al posarse sobre éste, ha podido tomar datos de su composición química hasta unos 10 centímetros bajo la superficie.

Near no estaba diseñada para posarse en Eros, pero los ingenieros lo intentaron al final de la misión, cuando la sonda llevaba ya un año orbitando al asteroide y, dado el éxito, la NASA decidió prolongar la misión dos semanas, hasta finales de febrero.

Próximo a la Tierra

La sonda es aproximadamente del tamaño de un coche y pesaba unos 800 kilos cuando se lanzó, en 1996. El asteroide Eros es de los mayores de entre los catalogados como cercanos a la Tierra -todos los que se acercan a 195 millones de kilómetros del Sol-; mide 33 kilómetros de longitud por 8 kilómetros de alto y de ancho. La maniobra de posado consistió en frenar la sonda y lograr que bajara a velocidad del paso de un hombre, para finalmente quedar apoyada en los bordes de dos de sus paneles solares. La última imagen que transmitió fue tomada a sólo 120 metros de altura y cubría una superficie de 6 metros cuadrados.

Los primeros análisis de los datos enviados por el espectrómetro de rayos gamma y su homólogo para rayos X indican que Eros sería un planetesimal, un primitivo grumo de material de la nebulosa originaria. Los científicos creen que debió ser como es ahora desde su formación -por alguna razón no creció más-, y descartan por tanto que sea un pedazo de un cuerpo mayor -un planeta fragmentado, por ejemplo-. Sin embargo, los investigadores señalan también que el análisis de los datos no ha hecho sino empezar, y que aún queda mucho trabajo por hacer.

Por ejemplo, deberán aclarar el misterio de la falta de magnetismo del asteroide. El magnetómetro de la sonda funcionó tres días sobre la superficie y confirmó lo que ya había medido en órbita: 433 Eros no tiene campo magnético global, y tampoco puntos calientes localizados de magnetismo. Este resultado desconcierta a los investigadores que, basándose en observaciones de otros asteroides y de meteoritos, esperaban hallar un campo magnético intenso.

'Este es un objeto muy poco magnético, y aquí es donde está el misterio. Nos fijamos en los meteoritos que, supuestamente, están relacionados con los asteroides, y encontramos un montón de diferencias... ¿Cómo puede ser no magnético un cuerpo como éste?', declaraba a medios especializados Mario Acuna, jefe científico del magnetómetro.

Buena química

Las dos semanas extra de toma de datos sobre la superficie del asteroide han servido para que el espectrómetro de rayos gamma, uno de los seis instrumentos de la sonda, proporcione información muy detallada sobre la composición química. Este espectrómetro detecta la radiación emitida por el asteroide cuando es golpeado por partículas muy energéticas procedentes de fuera del sistema solar. En esta radiación está la firma química de determinados elementos, como oxígeno, acero y silicio, así como los naturalmente radiactivos potasio, torio y uranio. Las abundancias de estos elementos dan pistas sobre la historia del asteroide. Se cree, por ejemplo, que muchos cometas y asteroides conservan inalterada la composición química de la nebulosa que dio origen al sistema solar. Los planetas se formaron por acumulación del material en esa nebulosa, probablemente primero en pequeños grumos que fueron creciendo por la fuerza de la gravedad; pero ese material ha sido procesado en cada planeta -por ejemplo se ha derretido y mezclado de forma que ahora los materiales más pesados están en el núcleo y los más ligeros en la superficie-. En muchos asteroides, en cambio, el material original se encuentra tal cual estaba en la nebulosa. La información de composición química proporcionada por Near podría decir si Eros entra dentro de esta categoría. La sonda Near, ya muda, sigue ahora sobre la superficie del asteroide, concretamente en el hemisferio Sur. Eros en cada rotación se aleja un poco más del Sol, y ese hemisferio está entrando ya en el invierno. Near estará pronto a 150 grados bajo cero.

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