Seis marineros españoles mueren en un naufragio frente a la costa escocesa

El último superviviente rescatado, Juan Jesús Caamaño Puente, fue localizado a mediodía por un helicóptero que lanzó al mar un bote donde el marinero se mantuvo a flote hasta que llegó un navío. 'Fue un milagro y posiblemente escapó con vida gracias a que llevaba puesto un buzo protector', señaló el portavoz de la Agencia Marítima y de Guardacostas. Horas antes, fueron rescatados nueve marinos en un bote salvavidas. Todos ellos sufrían de hipotermia y conmoción y fueron conducidos a dos hospitales de la islas Hébridas. Los fallecidos son Domingo Sampedro Salnés, Juan Manuel Pérez Domínguez, Antonio Manuel López Pena, Manuel Leira Vila, Víctor Manuel Bretal Santos, todos de Ribeira, y Secundino García Portella, de Moaña (Pontevedra).

El rescate se puso en marcha tras recibirse diez minutos después de medianoche del lunes una señal radiofaro transmitida vía satélite por el Hansa. Se encontraba a unas 240 millas (444 kilómetros) al oeste de Tiree, en el norte de Escocia, y comenzaba ya a hundirse dado que este tipo de señales se emiten automáticamente en casos de naufragio inminente.

De acuerdo con la Agencia Marítima, dos estaciones de guardacostas, Falmouth, en Escocia, y Malin Head, en Irlanda, interceptaron antes una 'debil' señal de radio. 'Se recibió unos diez minutos antes, pero no hubo respuesta cuando los guardacostas intentaron comunicarse con el navío. Nuestra área de cobertura es muy amplia y sin una localización aproximada del lugar del incidente no podemos iniciar el rescate', justificó su portavoz.

El armador del Hansa, Andrés Gude, declaró que el barco tardó 'más de media hora' en hundirse por lo que le resulta 'inconcebible' que no se salvasen todos los marineros. Con el pesquero zozobrando,un avión canadiense que se encontraba de maniobras en el zona acudió al rescate. 'El avión vio una bengala y una luz estroboscópica en el área', dijo John Griffiths, controlador del servicio de guardacostas. Entonces partieron tres helicópteros que tardaron más de hora y media en llegar.

Parece descartado que el naufragio se debiese al estado de la mar, con vientos de 38 nudos (unos 70 kilómetros por hora) y se apuntaba a una vía de agua en el Hansa, que regresaba de faenar, con carga de rape y cangrejo real.

En Ribeira reinaba ayer la consternación. Se hablaba del 'tributo de vidas' que el sector ha de pagar al mar, como si fuera un destino natural. 'No podemos aceptar ese fatalismo y ya va siendo hora de atacar el problema de raíz', respondía Manuel Muñiz, presidente de la Asociación de Titulados Náutico-Pesqueros.

En lo que va de año el mar ya se ha cobrado la vida de 16 marineros gallegos. El pasado fueron 50 los muertos y desaparecidos.

En el Hansa, construido en 1960, se habían efectuado reformas posteriores en la obra muerta. Estas reformas, según la tónica común en otros barcos del mismo tipo, alteran su estabilidad. Por otra parte, también suelen incorporarse cierres en cubierta que contribuyen a dificultar la salida de agua después de ser inundados por un golpe de mar. 'El siguiente golpe nos manda a pique', dice Muñiz.