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Raúl da otra lección y conduce la victoria del Madrid ante el Leeds

Sólo el delantero puso brillo a un Madrid que se conformó con asegurarse el primer puesto

Santiago Segurola

La Copa de Europa se transfiguró ayer en el partidillo de los martes, una sosaina de fútbol que no habló ni bien ni mal del Madrid. Es cierto que dio síntomas de fatiga y que parece lejos del equipo emprendedor que alcanzó su apogeo en su primer duelo con el Lazio. Sin embargo, cualquier sospecha sobre el estado del Madrid no dependerá del encuentro de ayer. No existía la necesidad, ni la motivación, ni nada de lo que alimenta el espíritu de los jugadores. El único asunto de interés fue salvado por el Madrid: ganó, se aseguró el primer puesto de su grupo y, por tanto, la seguridad de disputar el partido de vuelta de los cuartos de final en Chamartín.

El Leeds jugó con más energía, y poco más. Los ingleses no entienden de abstencionismo en el fútbol. Eso es lo que les hace admirables, cualquiera que sea la opinión sobre su juego. Hace dos años, el Leeds pasaba por ser la gran esperanza del fútbol británico, un equipo joven y sin complejos que parecía dispuesto a desafiar al Manchester. Ha pasado el tiempo y las expectativas han decrecido, en parte porque sus jóvenes estrellas se han visto envueltas en escándalos -Woodgate y Bowyer pueden ir a la cárcel por un incidente ocurrido hace algunos meses- y porque su mejor futbolista, el australiano Harry Kewell, acaba de salir de una grave lesión. Pero la clase no se pierde facilmente: Kewell fue la mayor amenaza del Madrid en un partido mediocre. En la segunda parte encontró la colaboración de Viduka, otro australiano de buen ver.

REAL 3|MADRID 2

R. Madrid: César; Geremi, Hierro, Karanka, Solari; McManaman, Makelele (Savio m 86), Celades, Figo (Rivera m. 89); Raúl y Morientes (Munitis m. 74). Leeds: Martyn; Harte, Rio Ferdinand, Radebe (Kelly m. 63), Matteo; Bakke (Wilcox m. 84), Dacourt, Batty, Kewell; Viduka y Smith. Goles: 0-1. M. 6. Centro de Viduka, la defensa del Madrid se queda parada pidiendo fuera de juego, y Smith bate suavemente a César. 1-1. M. 7. Figo saca un córner y Raúl, en el primer palo, introduce el balón con la mano en la portería. 2-1. M. 41. Figo centra desde la derecha buscando a Morientes y el balón, sin tocar en nadie, entra en la portería tras botar en el pico del área pequeña. 2-2. M. 54. Córner que saca Harte, Hierro no llega al balón, y Viduka, sólo, marca de cabeza. 3-2. M. 60. Figo centra y Raúl, de cabeza, bate a Martyn. Árbitro: Ryszard Wojcik (Polonia). Amonestó a Batty, Kewell, Makelele y Figo. Estos dos últimos se perderán el próximo partido del Madrid, frente al Anderlecht en Bruselas. Unos 50.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu. El Madrid pasa a cuartos de final como primero del grupo D. El Leeds United queda segundo.

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Como no hubo intensidad, el encuentro estuvo presidido por una multitud de errores, casi todos provocados por la desatención de los jugadores. Hasta los goles fueron chuscos. El más decente fue el primero del Leeds, en el que no faltó la colaboración de la defensa del Madrid. Karanka midió mal, se fue al suelo y permitió la cabalgada de Viduka, que buscó la llegada de Alan Smith por el otro lado. Tampoco estuvo mal el tercer tanto del Madrid, anotado por Raúl, que dio una lección de profesionalidad y fútbol. Raúl ha sido todo corazón en las últimas semanas, difíciles para su equipo. Y en cuanto a juego nadie se ha acercado a él. Para ayudar a los centrocampistas, para tocar y moverse, para buscar a los extremos o para tirar paredes, para perseguir jugadas que parecían perdidas -el gol frente al Rácing, el primer tanto contra el Barcelona-, Raúl ha sido ejemplar. Y a todo eso añade su imagen de marca, el gol, que está en su naturaleza desde que llegó al fútbol.

Raúl jugó otro partido, uno de verdad. Los demás pasaron inadvertidos. Figo marcó un curioso gol -su centro salió escupido por la raya del área pequeña y el balón sorprendió al portero-, pero desbordó poco, como si tuviera corcho en las piernas. Lo mismo ocurre con Morientes, bastante ofuscado en los últimos encuentros. Suelen ser periodos habituales en un jugador de tendencias racheadas. Un gol, sólo uno, sirve para que a Morientes se le dispare la adrenalina. Ahora está bajo de energía y sólo actúa como espectador de los goles de Raúl, autor de dos tantos, uno de ellos con la mano. Fue una infracción tan clara que a los jugadores del Leeds les dio un ataque de nervios. Lo mismo que a su entrenador, David O'Leary. Más madera para la polémica.

Después de seis semanas de fútbol de alto voltaje, el Madrid bajó el pistón de forma deliberada. Se le vio un paso lento y mucho juego al pie. Desmarques hubo los justos, porque nadie estaba para perseguir la pelota y matarse en grandes esfuerzos. Esa atonía afectó también a la atención. Sólo así se explica el segundo gol del Leeds, un cabezazo de Viduka sin oposición en el área pequeña. Aunque vista la trayectoria del Madrid, tampoco sorprende que le cabeceen con tanta facilidad en los saques de córner. Es un vicio que se da el equipo cada poco tiempo. Y en partidos de este pelo, más todavía.

A falta de cuestiones importantes, el partido quedó pendiente de los detalles. De las tarjetas que buscaron Makelele y Figo para aliviarse de problemas en los cuartos de final. Makelele consiguió su objetivo; Figo, también, pero después de echarle suspense al asunto. El hombre buscaba la amonestación con toda su alma, pero el árbitro decía que no. En eso consistió el interés en los últimos veinte minutos, hasta que el árbitro no tuvo más remedio que ceder. La gente aplaudió y se fue a casa después de presenciar el partidillo de los martes.

Raúl espera un centro en lucha con varios defensas.
Raúl espera un centro en lucha con varios defensas.LUIS MAGÁN

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