_
_
_
_
_

Hacedores de muñecos

Los hermanos Lagares, premiados con un Goya, crean la primera escuela de animación en plastilina

El año pasado consiguieron un Goya al mejor cortometraje de animación por Los girasoles y hace poco estuvieron cerca de figurar entre los finalistas al Oscar en la misma categoría, donde estaban preseleccionados. Con este corto José y Manuel Lagares han ganado muchos premios, aunque quizás no tantos como títulos conforman su filmografía forjada a lo largo de más de diez años de constancia. Ellos no tuvieron oportunidad alguna de aprender las complejas técnicas de animación en ninguna escuela sino que son autodidactas y han aprendido lo que saben corto a corto y plano a plano.

Dada la ausencia de iniciativas en esta materia, los hermmanos Lagares han decidido abrir un escuela, la única existente en España, donde enseñar todo lo que ellos han aprendido al cabo de tantos años.

Aunque nacieron en el municipio onubense de La Palma del Condado -donde el título de su última y galardonada producción da nombre a una de las calles-, residen en Barcelona por motivos profesionales y es en esta ciudad donde abrieron la escuela.

'A raíz del Goya dimos algunas conferencias en facultades de Bellas Artes en las que mucha gente nos preguntaba dónde se podía aprender a animar y esto fue lo que nos animó a crearla', comenta José Lagares. Han necesitado una inversión de cinco millones de pesetas para crear una sala de modelado de muñecos de plastilina y seis miniplatós con iluminación y cámaras de distintos formatos. 'Lo bueno de esta infraestructura es que también la podremos utilizar para nuestras siguientes producciones', aseguran.

Hasta el momento no han contado con ningún tipo de apoyo oficial o subvención, aunque esperan llegar a algún tipo de convenio con centros de enseñanza. 'Nos gustaría dar cursillos en colegios, porque se trata de algo muy educativo; además, los niños juegan desde pequeños con plastilina, por eso seguro que lo pasarían muy bien cuando nos vieran llegar con todo el circo y les explicáramos cómo hacer que estos muñecos se muevan'.

Los hermanos Lagares echan de menos el apoyo que en otros países recibe el cine de animación por parte de las instituciones. 'En muchas Universidades de Estados Unidos hay facultades donde se imparten este tipo de cursos; en Inglaterra hay una excelente escuela en la que se formó Nick Park, el director de Evasión en la granja; Canadá cuenta con una entidad dedicada a fomentar la producción de cine de animación, claro que cada año colocan una o dos producciones entre las finalistas al Oscar. También en los países de la Europa del Este se potenció durante muchos años este cine', relatan.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Ambos creen que en España las facultades de Bellas Artes deberían contemplar en sus planes de estudios esta materia, de hecho algunos de sus alumnos están matriculados en estos centros.

En la escuela de los hermanos Lagares hay dos modalidades de cursos: tres meses intensos en los que el alumno aprende a animar objetos a razón de cuatro horas al día tres veces a la semana, tal como garantizan sus promotores, o bien dos años que concluyen con el rodaje de un cortometraje profesional. En este caso las más de 70 jornadas se imparten a lo largo de los nueve meses lectivos que estipula el calendario escolar.

Además de las diferencias en sus planteamientos, el precio de la matrícula varía obviamente: 100.000 pesetas para el curso del trimestre y 375.000 pesetas por cada año para la otra modalidad. En esta última opción se contempla la asignatura de dirección -'Son reglas básicas porque no se puede enseñar a dirigir como tampoco se puede enseñar a pintar', apuntan- y montaje. Aunque cuentan con otros colaboradores, los hermanos Lagares son los principales profesores. 'Mi hermano Manuel se encarga más de la parte de modelado y yo más del plató, donde les enseño cómo se rueda y cómo se ilumina la animación en plastilina'.

Los promotores de este centro no han establecido unos requisitos muy estrictos para poder matricularse -'Basta con saber dibujar', indican- ni tampoco dan prioridad a las clases teóricas sobre la práctica, 'la enseñanza es muy personalizada y la mayor parte del tiempo estamos fuera del aula practicando con los muñecos que ellos mismos modelan'.

Hasta el momento hay diez alumnos matriculados aunque se han llegado a interesar hasta 70 personas, muchos de ellos de fuera de Barcelona como Ibiza, Murcia o Córdoba. Entre quienes se han inscrito hay dos extranjeros -'Un suizo y un mexicano de 54 años al que le apetecía aprender esta técnica'-, también hay varios estudiantes de Bellas Artes 'a los que no les atrae el cine, pero ven completada su formación universitaria y sus conocimientos de escultura, dibujo y pintura'.

Los hermanos Lagares son conscientes que los principios son duros y que necesitan tiempo para darse a conocer, pero según sus cálculos necesitarían entre quince y veinte alumnos en el curso bianual o cerca de cuarenta en el trimestral para que la escuela fuera rentable.

Por ello tampoco descartan organizar seminarios en Escuelas de Artes y Oficios o bien trasladarse a alguna ciudad donde hubiera un grupo de personas interesadas: 'Entre julio y septiembre la escuela cierra así que es un momento perfecto para hacer una gira e ir adonde nos reclamen. Y si es en Andalucía, pues mejor'.

Manuel y José Lagares, en su escuela de animación.
Manuel y José Lagares, en su escuela de animación.MARCEL.LÍ SÁENZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_