Un comisario muere en el Gran Premio de Australia, que ganó Schumacher
Transcurría la quinta vuelta del Gran Premio de Australia cuando un coche salió volando de la pista y acabó estrellándose en un muro protegido por neumáticos. La impresión fue brutal. Se pensó en lo peor. Y ocurrió lo peor, pero no para el piloto, Jacques Villeneuve, quien salió ileso. En cambio, un oficial de pista falleció al recibir el impacto de una rueda y sufrir luego un paro cardiaco, y siete aficionados resultaron heridos. La muerte vuelve a los circuitos, menos de seis meses después de que un comisario falleciera en Monza (Italia).
Las circunstancias fueron parecidas. Un choque entre dos coches, que originó un impacto de consecuencias imprevisibles. Los hechos ocurrieron en la tercera curva del trazado de Albert Park, cuando transcurría la quinta vuelta. Ralf Schumacher (BMW Williams) decidió frenar para enfocar la curva y fue abordado por el BAR-Honda de Jacques Villeneuve, que estaba iniciando su adelantamiento. El BMW tuvo el efecto de un trampolín para el BAR del canadiense, que corría a unos 210 kilómetros por hora en aquellos momentos. El bólido de Villeneuve salió volando sobre la pista, se deslizó unos 130 metros sin ningún control y acabó sufriendo un impacto estremecedor contra el muro protector.
'Fue un choque espectacular', reconoció el propio Villeneuve; 'o mejor dicho, una serie de choques impresionantes. Pero, afortunadamente, los coches son muy seguros. Las medidas de seguridad me han salvado la vida, pero acabo de saber que un comisario ha muerto, y eso me afecta mucho'.
El impacto contra el muro destrozó por completo el coche de Villeneuve y algunos de sus elementos salieron disparados en varias direcciones. La agencia France Press informó de que una rueda impactó en el comisario, que no tuvo posibilidades de reaccionar. Otras piezas hirieron de poca importancia a otros espectadores.
El comisario fue atendido en primera instancia en el lugar del accidente y trasladado luego en ambulancia al hospital Alfred de Melbourne, donde falleció al poco rato de ingresar. El resto de heridos recibió el alta en el mismo circuito, tras recibir atención primaria.
Los hechos obligaron a la organización a detener la carrera (salió el coche de seguridad) durante 10 vueltas. El coche de Ralf Schumacher también quedó inhabilitado para continuar la carrera, pero sufrió desperfectos menores. El accidente evidenció que hay algunos aspectos de seguridad en las carreras que deben revisarse. La mayoría de medidas que se han estado aplicando (refuerzo de las estructuras, protección para las cabezas, mejoras en el habitáculo, ataduras en las ruedas) han evitado muchos problemas a los pilotos. En los últimos años, lo más lamentable que ha sucedido fue la rotura de la pierna que sufrió Schumacher en Inglaterra en 1999.
'Estoy impactado, y estoy convencido de que todos sentimos la misma tristeza', confesó Michael Schumacher, tras conocer la noticia, una vez finalizada la carrera. 'Pero creo que debemos hacer algo, y estudiar qué se puede llevar a cabo para mejorar las condiciones de trabajo de estas personas en el plano de la seguridad'.
Schumacher sufrió el pasado viernes un grave accidente del que hubiera podido salir mal parado hace sólo unos años. Sin embargo, las draconianas medidas que se establecen para proteger a los pilotos deberán completarse con otras de protección a los comisarios y a las personas que deben moverse por el circuito y los boxes.
Algunos aspectos ya se han mejorado. Prueba de ello es el hecho de que, a pesar de que el coche de Villeneuve iba cargado de combustible, no se produjo ningún incendio, y los circuitos son seguros para los aficionados. Pero algunas voces proclamaron ayer que el automovilismo de competición es un deporte que plantea cierto riesgo imprevisible. 'La F-1 sigue siendo peligrosa para todo el mundo', concluyó el piloto francés Olivier Panis.
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