La suerte protege al Atlético
Los rojiblancos ganan a última hora en Ferrol tras pasarlo mal y se colocan a 5 puntos del ascenso
Tocado por una suerte infinita, el Atlético se acerca con paso decidido a los puestos de cabeza. Salieron milagrosamente vivos los rojiblancos de A Malata, un escenario embarrado que les obligó a sufrir de veras. Tanto que, en realidad, les condenó a la derrota. Pero, lejos de quedarse sin los puntos, el Atlético se fue de Ferrol con los bolsillos llenos. Con los tres puntos de su agónico y afortunado triunfo ante el Racing y también con el jugoso empujón de los resbalones en cadena de sus rivales. El Atlético se acerca al ascenso -está ya a cinco puntos del Tenerife (tercero), a seis del Betis (segundo) y a nueve del Sevilla (primero)-, guiado más que por su fútbol, una virtud que aún escasea en el equipo madrileño, por un doble y decisivo factor emocional: los rojiblancos se tienen fe y están ya seguros de que pueden llegar; y sus adversarios, que también están convencidos de sus posibilidades, comienzan a temblar al sentirle cada vez más cerca.
RACING DE FERROL 0 |ATLÉTICO 2
Racing de Ferrol: Aizkorreta; Javi Venta, Pavlicic (Villa, m. 83), Aira, Horcajada; Manel, Darmon, Uriz, Jordi (Emeri, m. 46); Razov y Pazolo (Fran, m. 76). Atlético: Sergio; Santi, Juan Gómez, Hibic; Njegus, Mena, Hugo Leal, Luque (Faggiani, m. 71); Kiko (Correa, m. 82), Dani (Carcedo, m. 92); y Salva. Goles: 0-1. M. 82. Dani saca un córner, Santi cabecea en corto y Correa, dentro del área pequeña, desvía también de cabeza a la red. 0-2. M. 90. Hugo Leal se escapa por la derecha y centra a Salva, que, solo ante Aizkorreta, le bate por alto. Árbitro: Pino Zamorano. Expulsó a Mena (m. 55), por doble amonestación, la segunda por protestar, y a Uriz (m. 78) por el mismo motivo. También amomestó a Luque, Darmon, Pavlicic, Sergio, Horcajada y al entrenador del Atlético, Marcos Alonso. 10.000 espectadores en A Malata.
El caso es que el Atlético ganó en Ferrol, pero su victoria sólo puede explicarse desde conceptos abstractos. El azar, la predestinación y cosas así. Siendo flojo en su conjunto, el partido dejó en mejor lugar al Racing, que tuvo más la pelota y supo construirse muchas más ocasiones. Algunas de ellas, clarísimas. En cambio, el Atlético remató por primera vez con peligro cierto a nueve minutos del final, en un mano a mano entre Njegus y Aizkorreta, que desvió ágilmente el balón a córner, y se encontró con el gol de Correa justamente en el saque de esquina posterior.
Hasta ese tanto del uruguayo, que acababa de saltar al césped, el Atlético se dejó llevar por su viejo afán por complicarse la vida. Estupidez tras estupidez, jugando sobre el alambre, se fue tirando progresivamente tierra encima. Que si Mena le regalaba la pelota al estadounidense Razov, solo en el punto de penalti; que si Luque jugaba con fuego regateando en zonas prohibidas; que si Faggiani ponía a la hinchada rojiblanca al borde del infarto con una comprometida cesión con el pecho... Y que, en el cénit de la irresponsabilidad, Mena se ganaba la segunda amonestación y, por tanto, la expulsión, con una protesta con 35 minutos por delante.
Si ya antes le había resultado difícil la empresa al Atlético, tras quedarse en inferioridad sufrió un un suplicio. Una tortura que elevó a Sergio a la categoría de héroe. Al asturiano le están haciendo portero bruscamente, como quien decide enseñar a nadar a su hijo tirándole de golpe a la piscina. Paradón tras paradón -especialmente, dos consecutivos a bocajarro, ante Razov y Pazolo, a 20 minutos del final-, dejó en pie al Atlético. Desaparecido Salva, devorados Kiko y Dani, del equipo fueron tirando un laborioso Hugo Leal y los tres centrales. Sobre todo, Juan Gómez, inconmensurable; un jugador cada vez más importante en el engranaje defensivo y anímico.
El caso es que el choque tenía mala pinta para el Atlético. Pero entonces llegó la expulsión de Uriz y la nueva igualdad de fuerzas. Luego, la escapada de Njegus y, en el córner siguiente, la cabeza milagrosa de Correa. Un golpe de suerte que aúpa al Atlético.
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