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MOA refuerza su situación en el sector español del 'outplacement'

La compra de Arco Ibérica se enmarca en un mercado muy atomizado y limitado por el alto coste de los despidos

Moa Grupo BPI, compañía especializada en outplacement, ha culminado la compra de Arco Ibérica, firma pionera en la introducción en España de los servicios de recolocación. Esta operación le permitirá controlar el 30% del sector, cuya facturación no supera los 1.500 millones de pesetas, según Felipe Uría, vicepresidente de la nueva firma y que procede de Arco Ibérica. Otras fuentes más optimistas sitúan esta cifra en 2.500 millones. En cualquier caso, el volumen de negocio es notablemente inferior al de países como Francia, donde estas firmas facturan alrededor de 27.000 millones de pesetas, y Holanda, con un sector que mueve 11.000 millones y que agrupa a más de 80 empresas importantes (en España, la Asociación de Consultoría de Outplacement tiene sólo cinco socios).

Moa, que ostenta el liderazgo europeo, está integrada dentro del Grupo BPI, que cuenta con 350 consultores en toda Europa y tiene filiales en Francia, Suiza, Alemania, Reino Unido y Portugal. España representa el 15% de la facturación global del grupo, que ronda los 50 millones de euros (8.300 millones de pesetas). La cartera de clientes de Moa -más de 500 empresas- la constituyen mayoritariamente multinacionales de mediano y gran tamaño, con volúmenes de negocio por encima de los 25.000 millones de pesetas. Por sectores, el de gran consumo, el de servicios y el financiero son los que recurren con más frecuencia al outplacement.

La adquisición de Arco Ibérica responde, según el consejero delegado de MOA, Juan Luis Goujon, 'al deseo de ampliar las competencias de nuestro negocio'. Mientras que MOA tiene una dilatada experiencia en recolocaciones de amplios colectivos de trabajadores, Arco está especializada en procesos individuales de outplacement, que suelen tener como protagonistas a mandos intermedios y superiores. Para Uría, hasta ahora consejero delegado de Arco Ibérica, la operación es positiva porque les brinda la oportunidad de 'abordar proyectos de mayor envergadura que hasta ahora no se habían podido acometer por falta de capacidad'.

Precisamente, la poca dimensión de estas empresas es, según Goujon, una de las causas del escaso volumen del mercado español. Felipe Uría señala al 'alto coste de los despidos' como el principal responsable de que el outplacement no termine de arrancar, una circunstancia que podría cambiar próximamente con la nueva reforma laboral que ha planteado el Gobierno.

En algunos países europeos, la propia legislación laboral obliga a las empresas en fase de reestructuración a destinar una determinada cantidad a este servicio; en otros, la normativa recoge la posibilidad de recibir dinero procedente de los Fondos Sociales Europeos para financiar la recolocación.

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