'EUROPA NECESITA MÁS ARMAMENTO'
El escocés George Robertson, de 54 años, dirige la organización militar más poderosa del mundo, la OTAN, desde octubre de 1999, poco después de concluida la guerra de Kosovo. En su despacho de Bruselas se debaten en estas semanas asuntos cruciales para la seguridad de Europa que van desde el polémico proyecto de defensa europeo -'EE UU quiere que Europa tenga capacidades de defensa'- hasta el previsto escudo antimisiles de EE UU -'los rusos afirman que hay una amenaza de misiles contra Rusia y Europa'- pasando por el uso del uranio empobrecido -'me he tomado el asunto con muchísima seriedad'-.
Aunque su mayor objetivo es lograr desarrollar al máximo las capacidades de defensa de la organización aliada, el secretario general tiene también gran interés en cicatrizar las heridas que el conflicto de Kosovo supuso en las relaciones con Rusia. Éstas se han normalizado en los últimos meses. Los rusos han vuelto a participar en el Consejo Conjunto de Cooperación y los aliados han abierto una oficina de información en Moscú.
Robertson ha estado dos veces en la capital rusa y confiesa entenderse muy bien con el presidente Vladímir Putin, quien tuvo la deferencia de comunicarle a él en primer lugar el plan ruso de defensa antimisiles. Putin vendrá a Bruselas el próximo otoño.
Pregunta. ¿Qué piensa de la nueva Administración norteamericana?
Respuesta. Ha tenido un buen inicio. El compromiso con la Alianza es muy claro, nada ambiguo. Va a haber continuidad. El equipo de política exterior es muy bueno. Colin Powell, Dick Cheney y Condoleezza Rice son personas muy serias. Estamos empezando a ver la sustancia de todo ello tras la entrevista de George W. Bush con Tony Blair.
P. Estados Unidos quiere que la Unión Europea asuma mayores responsabilidades en temas de seguridad. ¿Cree que los países europeos deben aumentar sus presupuestos de defensa?
R. Estados Unidos quiere, por buenas razones, que Europa tenga capacidades de defensa. Yo también. La alarma se disparó en Kosovo cuando los norteamericanos tuvieron que aportar el 85% del equipo sofisticado requerido para la campaña aérea. Éste es uno de los principales motivos de la Iniciativa de Defensa Europea (IDE), para aumentar las capacidades no sólo de los europeos, sino también del resto de los miembros de la OTAN. Me siento muy satisfecho de que Estados Unidos haya ahora clarificado su posición y subraye que está completamente a favor de la IDE, contradiciendo a quienes sostenían que se iba a oponer. Las palabras de Powell despejan toda duda.
P. ¿Hay algo o alguien que esté en estos momentos tratando de provocar una fisura entre Estados Unidos y el resto de países de la OTAN?
R. Bueno, no hay pruebas directas. Pudo haber al principio sospechas cuando los aliados supieron por primera vez que los rusos iban a presentar un plan de defensa antimisiles para intentar una ruptura en la OTAN. Sin embargo, yo estuve la semana pasada en Moscú y creo que ahora su actitud es muy diferente. En realidad, la filosofía de su propuesta, que se encuentra todavía en fase de desarrollo, es muy similar al análisis de los norteamericanos de que existe una amenaza, una amenaza mayor, que exige una respuesta militar para evitar la proliferación de misiles balísticos.
SISTEMAS ANTIMISILES
Así pues, ¿en pocos meses los rusos han cambiado de opinión y consideran que existe una amenaza real?
R. Hay tres explicaciones sobre la conducta de los rusos. La primera, que tal vez un sector del poder pensó que era una buena idea tratar de dividir a los europeos cuando los norteamericanos hablaban sólo de un plan nacional de defensa antimisiles (NMD). Otro sector pensó que EEUU había decidido proseguir con el plan y que era mejor aceptarlo y entrar en el debate formulando una propia propuesta. Pero hay un tercer grupo, que yo creo que es el que controla ahora el poder, y que puede incluir al presidente, Vladímir Putin, que cree que existe una amenaza y que está de acuerdo con lo que dijo el año pasado el ex presidente Clinton de que hay una amenaza de proliferación de misiles balísticos. Y que tal vez sea mayor para Rusia y Europa que para Estados Unidos. Creo que las tesis de este grupo son las que han prevalecido. Además, los rusos han recibido últimamente una serie de mensajes míos, del ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, del ministro francés de Defensa, Alain Richard, o de su colega alemán, Rudolf Scharping, señalando que no va a haber rupturas en la OTAN, que encontraremos siempre vías para el consenso y que es perder el tiempo tratar de persuadir a los norteamericanos para que abandonen sus planes.
P. Entonces, sí se puede decir que Rusia buscó fracturar la Alianza.
R. No. Lo que sí creo es que una minoría lo ha pretendido, pero han sido derrotados por una mayoría que considera que el tema es serio y que debe ser abordado conjuntamente.
P. ¿Son compatibles los sistemas antimisiles norteamericano y ruso?
R. No, o al menos en estos momentos. Pero no olviden que los norteamericanos dijeron que desplegarían un sistema que cubriría sólo Estados Unidos. El análisis ahora es diferente de lo que sostenía la Administración de Clinton. El nuevo Gobierno dice que ha tomado ya la decisión, pero está dispuesto a negociar cómo y cuándo con los aliados, con los países amigos no miembros de la OTAN y también con Rusia y China. Los rusos afirman que hay una seria amenaza de misiles contra Rusia y Europa, que quieren hablar de ello y que presentan una oferta al respecto. Rusos y norteamericanos parecen dispuestos a discutir bajo las mismas bases: hay una amenaza y hay soluciones potenciales. Me parece un progreso.
P. ¿Y esa amenaza viene de países como Irak o Corea del Norte?
R. Así lo creen Estados Unidos, la OTAN y ahora también Rusia. Es decir, son grupos y países que no aceptan la disuasión convencional. Los norteamericanos cuestionan ahora el viejo concepto de Destrucción Mutua Asegurada (MAD) y prefieren centrarse en ese tipo de naciones. Y de mi viaje a Rusia saco la conclusión de que los rusos están en esa línea.
P. ¿Ha habido un giro en los países aliados europeos sobre el NMD?
R. Se ha comprendido que los norteamericanos han tomado ya la decisión y que la nueva Administración fue elegida sobre esa base. De lo que se trata ahora es de discutir el tema dentro de la OTAN tan pronto como sea posible. No ha habido discrepancias cuando lo expuso el secretario de Estado Powell a los demás ministros .
P. ¿Percibe algún tipo de cambio en la actitud del presidente Bush respecto a Bill Clinton sobre los planes de defensa europeos?
R. Es cierto que hubo un periodo de silencio oficial, extraño, durante el que se escucharon voces críticas sobre la IDE, pero Powell ha sido muy claro en Bruselas al decir que Estados Unidos la apoya y que entra dentro del concepto estratégico de la OTAN. Los europeos quieren estar umbilicalmente unidos a la OTAN y quieren ser parte de una mejora general de las capacidades, fortalecer la Alianza.
P. ¿Quieren los europeos, incluidos los franceses, desarrollar la IDE bajo el paraguas de la OTAN?
R. Sí, porque no es posible otra vía. Los europeos no tienen capacidades en planes de defensa, porque sería una locura que la UE tratara con recursos limitados duplicar medio siglo de experiencia de la OTAN en planes de defensa. Además, la OTAN no es una opción. En fin, no lo quiere nadie e incluso si alguien lo quisiera no habría dinero para invertir en ese proyecto en un futuro previsible.
P. ¿Entonces se trata de un falso debate y no hay motivos para tantos recelos y malentendidos?
R. No hay grandes recelos. EE UU quiere estar seguro, la mayoría de los aliados, y yo también, de que ésta no es una estructura de papel. Ésta es una estructura ligada a capacidades reales: más armamento preciso, más tropas, más helicópteros, más aviones de transporte, más alta tecnología... Sin todo ello, los europeos poco podrán hacer, como quedó demostrado en Kosovo.
P. ¿Tiene motivo Rusia para sentirse amenazada ante una próxima y nueva ampliación de la Alianza Atlántica? ¿Ha percibido en su visita a Moscú mayor resistencia?
R. No hay duda de que Rusia sigue manteniendo una fuerte posición contra la ampliación, pero también se opuso a la anterior. Sin embargo, Putin me evocó las relaciones entre Rusia y Polonia como un buen ejemplo de relaciones entre vecinos. Hace cinco años, en Madrid, decían que bajo ninguna circunstancia permitirían que antiguos miembros del Pacto de Varsovia ingresaran en la Alianza Atlántica. Yo creo que cuando estudien el tema observarán que la ampliación beneficiará su propia seguridad. Por ahora no lo ven así, especialmente en lo que concierne a la entrada de los países bálticos, pero hay que tener paciencia. Además, no tienen veto y los países aspirantes tienen un derecho sancionado por la Carta de la OSCE suscrita también por los rusos. Es difícil prever si Rusia en un futuro formará también parte de la OTAN. Nunca le hemos dicho que no.
P. Aunque Irak no sea competencia de la OTAN, ¿está de acuerdo con la nueva tesis de Estados Unidos de revisar las sanciones?
R. La revisión no depende de la OTAN, sino de la ONU. El presidente Sadam representa una amenaza para la seguridad internacional y para el derecho internacional. La comunidad mundial debe tenerlo presente.
URANIO EMPOBRECIDO
P. ¿Tiene nuevos resultados la OTAN sobre la polémica del uranio empobrecido?
R. Estamos esperando con interés las conclusiones del Programa de Medio Ambiente de la ONU. Pero, entretanto, muchos países de la OTAN y de fuera han realizado sus propias investigaciones y ninguna de ellas ha detectado una relación entre el uranio empobrecido y los casos de cánceres y otras enfermedades en soldados que estuvieron en los Balcanes. Todas las estadísticas realizadas por las autoridades sanitarias locales en Bosnia y Kosovo no muestran un crecimiento anormal de enfermedades de este tipo. Señalo esto como pruebas científicas, porque a lo mejor a mí no me creen como secretario general de la OTAN. Pero quiero que la gente tenga acceso a esta información. Me he tomado el asunto con muchísima seriedad, porque no queremos poner en peligro a nuestro personal en la zona ni tampoco a la población civil de los Balcanes a la que queremos ayudar.
P. ¿Ha servido para algo el debate sobre el uranio empobrecido? ¿Se ha exagerado el problema?
R. Lamento que haya habido declaraciones que lo único que han causado es preocupar a la gente de modo innecesario. Pero vivimos en democracia. Por mi parte, lo que he querido desde el principio ha sido exponer hechos y ser lo más abierto posible. No tenemos nada que ocultar. El uranio empobrecido es uranio reducido, tiene menos radiación que la que hay en el aire, tal vez menos que la que podemos tener de las grabadoras de esta conversación o de un teléfono inalámbrico.
P. Por tanto, no vacilaría ni un instante en emplear munición provista con uranio empobrecido si fuera necesario, ¿no?
R. No, claro, aunque ésa es una decisión que corresponde a cada país miembro de la OTAN. Ya me sucedió cuando era ministro de Defensa. Empleamos ese tipo de munición porque era muy eficaz.
P. La OTAN ha aceptado reducir la zona de seguridad terrestre de cinco kilómetros que separa el sur de Serbia de Kosovo. Al final, ¿cuántos kilómetros de territorio van a ser devueltos a los serbios?
R. Está condicionado a la aplicación de medidas de confianza; es decir, que hagan cosas que tranquilicen a la población local. Medidas políticas y sociales en una de las zonas más pobres de Europa.
P. Pero los serbios aún no han respondido a la petición de la OTAN de retirar el Cuerpo de Pristina, la unidad militar que se destacó por su ferocidad en la represión étnica.
R. Sí, ése es uno de los gestos que estamos reclamando, y de ahí que hayamos exigido a las autoridades serbias que den prioridad al incremento de medidas de confianza sin mayor espera.
P. ¿Se acerca el destino procesal de Milosevic?
R. Eso espero. Claro que primero tiene que ser detenido por las autoridades serbias. Al final tendrá que enfrentarse a la justicia en el Tribunal de La Haya. No hay otro modo. Es un tribunal internacional convocado por el Consejo de Seguridad y tendrá que ser entregado. Pero no sólo él, también hay otras personas perseguidas por el tribunal como el general Mladic, el jefe del Ejército serbobosnio. Yugoslavia es miembro de la ONU y está obligado a cumplir compromisos entregándoles a La Haya. Tarde o temprano, así ocurrirá.
P. ¿Dio a la fiscal Carla del Ponte cuando vino a verle hace una semana algún tipo de prueba documental sobre la negligencia de Milosevic al no transmitir la información de la OTAN anunciando que la torre de la televisión serbia iba a ser bombardeada?
R. No dispongo de esas pruebas, pero quienes fueron testigos del ataque pudieron ver que ninguno de los directivos de la televisión se encontraba dentro.
P. ¿Se ha interesado o estudiado la Alianza Atlántica el caso del submarino nuclear británico Tíreless en Gibraltar?
R. No, porque no compete a la OTAN. Es un asunto entre dos países miembros.
Escocés hasta la médula
Laborista británico desde sus años mozos como miembro del sindicato de mineros y luego en el de la industria del whisky, George Robertson es escocés por los cuatro costados. Antes de que en 1997 el partido volviera al poder ocupaba la cartera para Asuntos de Escocia en el shadow cabinet de Tony Blair. Simpático y apacible, amante de la fotografía y del golf, este hijo y nieto de policías, economista de formación, que no tiene pudor en retratarse tocado con un gorro militar y una jarra de cerveza, no perdona un solo fin de semana, siempre que no esté en viaje oficial, para descansar en su casa de Port Ellen, en la isla de Islay. Fue el primer ministro de Defensa que tuvo Blair hasta que llegó a la Secretaría General de la OTAN, en octubre de 1999, para sustituir a Javier Solana. Las relaciones entre ambos son excelentes y mantienen regularmente desayunos de trabajo. El éxito durante el año y medio que lleva al frente de la Secretaría General es la revitalización de los lazos con Moscú, así como los esfuerzos de la OTAN para justificar la campaña militar en Kosovo. En su hoja de servicios quedará recogido que fue el secretario general con el que la Alianza Atlántica normalizó las relaciones con la República Federal de Yugoslavia tras la caída de Slobodan Milosevic y con el que ésta y la Unión Europea institucionalizaron su cooperación. Por el contrario, en su historial quedará no haber sabido reaccionar con celeridad al escándalo del uranio empobrecido y algo más embarazoso: no haber aclarado todavía el error en la lista enviada a la ONU de acciones de ataques con uranio en Kosovo.
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