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Crónica:FÚTBOL | 25ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Poca ambición en La Romareda

Zaragoza y Valencia empatan en un choque mediocre en el que Aimar jugó el último tramo

Poca pasión tanto en el Zaragoza como en el Valencia, que se dieron con un canto en los dientes con un triste empate en La Romareda. El Valencia se limitó a salvar los trastos amparándose en el efecto Aimar, que salió en la media hora final para que su equipo lograra empatar. No por nada, sino porque con él al menos dispuso el grupo de Cúper de más criterio. El Zaragoza, por su parte, vivió casi toda la noche del golazo inicial de Esnáider. Alcanzado el empate, se acabó la ambición de Cúper, que empezó con los cambios conservadores. Vicente, por parte valencianista, y Esnáider, por los zaragocistas, fueron los mejores del choque, con bastante diferencia.

Cúper plantó un equipo rarísimo: tres centrales, Angulo no se sabe dónde, Aimar y Kily en el banquillo, ... Pero entre los tres centrales ninguno fue a tapar a Esnáider cuando éste recibió de Jamelli en la primera acometida zaragocista. Siempre quiso el delantero argentino encontrarse en esa zona -en la frontal del área-, y con esa libertad -el defensa más cercano estaba a cinco metros-. Así que Esnáider probó su indudable talento y colocó suave el balón, sublime, a media altura y enroscado, junto al palo izquierdo de Cañizares, que voló hacia allí para nada.

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Esnáider brilla y Aguado se queja

El Zaragoza entonces se enclaustró atrás y quiso vivir de las rentas durante la primera parte. Lo mejor del Valencia llegó por su izquierda, donde Vicente, tras su excelente partido en Inglaterra con la selección sub 21, mostró que se trata de uno de los zurdos más desequilibrantes de la Liga. Su magnífica combinación con Sánchez terminó en un pase de la muerte hacia Carew que el noruego envió directo a la papelera con un remate defectuoso.

Esnáider anduvo anoche en estado puro. No sólo hizo un gran gol, sino que a continuación sacó de quicio al joven Vicente, que se llevó la tarjeta amarilla tras embarullarse con el argentino. El Zaragoza puso presión y músculo donde el Valencia tratata de valerse de la técnica. Y en algunos casos -Baraja- lo logró. Pero en otros no. Como quiera que su hombre mejor dotado para el toque -Aimar- calentaba banquillo, el primer tiempo se mantuvo en el limbo, tan equidistante el segundo gol de los locales como el empate valencianista.

El estadio Olímpico de Roma disfrutó el miércoles de Aimar, que actuó con Argentina frente a Italia, pero ayer Cúper privó a La Romareda de su presencia durante más de una hora. Sí pudo al menos el público deleitarse con Esnáider, que llevó de cabeza a toda la defensa valencianista. El Zaragoza salió de la cueva tras la reanudación. Se dio cuenta que era muy peligroso defender tan atrás. Sus centrocampistas prodigaron disparos lejanos que atajó Cañizares.

Fue pisar Aimar la hierba de La Romareda y aumentar el Valencia la posesión de balón. Achuchó de nuevo al Zaragoza y Aguado empujó aparentemenete a Angulo dentro del área: penalti y empate valencianista. Mendieta encontró por fin un aliado en el centro del campo hasta que Cúper lo mandó a la ducha, justo cuando el Valencia iba directo hacia la victoria. Toda una declaración de intenciones del técnico argentino, que sacó del campo a dos centrocampista ofensivos (Mendieta y Baraja) por otros dos defensivos (Albelda y Deschamps). Eso permitió al Zaragoza pensar en ganar el encuentro, aunque tampoco demasiado. Satisfechos unos; satisfechos los otros.

Esnáider intenta irse de Mendieta.
Esnáider intenta irse de Mendieta.EFE

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