Interceptado en Las Palmas un buque cargado con armas rusas para Angola

Los Servicios de Inspección Marítima de Las Palmas, en colaboración con la Guardia Civil, detuvieron el pasado día 24 al buque Anastasia, que hizo escala en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria con una carga no declarada de 636 toneladas de armas y explosivos, según informó ayer el Ministerio de Fomento.

Fuentes conocedoras de la operación explicaron a EL PAÍS que el buque, matriculado en Batumi (Georgia), zarpó el 11 de febrero de Oktyabrsk (Ucrania) con destino a Luanda (Angola).

Desde hace casi tres décadas, Angola está sumida en una guerra civil entre el Gobierno de Eduardo dos Santos y la guerrilla liderada por Jonás Savimbi.

El buque, de 80 metros de eslora y 2163 toneladas de registro bruto, hizo escala en Las Palmas de Gran Canaria para repostar combustible. El capitán del Anastasia aseguró que llevaba repuestos para automóviles y se negó a que la carga fuera revisada.

No obstante, los servicios de inteligencia habían advertido de que podía transportar armamento, por lo que funcionarios de Aduanas y efectivos de la Guardia Civil procedieron a inspeccionarlo a fondo el pasado lunes.

Tras abrir algunas de las más de 20.000 cajas que llevaba en las bodegas, se comprobó que éstas contenían munición de calibre 7,62, granadas de mortero y equipos de visión nocturna, entre otro material de guerra.

La escala en un puerto español buques que transporten material bélico está sujeta a una autorización especial del Ministerio de Asuntos Exteriores, de la que carecía el Anastasia, por lo que éste permanece retenido en Las Palmas y custodiado por efectivos de la Guardia Civil.

El director general de la Marina Mercante ha decidido incoar un expediente sancionador al buque e imponerle una fianza de 150 millones de pesetas, que es la máxima legalmente permitida.

Según el manifesto de carga, la mercancia habría sido exportada por una compañía estatal rusa, Rosvoorouzhenie, y adquirida por la empresa Simportex de Angola. No obstante, aunque se tratase de una venta legal del Gobierno ruso al angoleño, el capitán del buque debía haber declarado la carga y obtenido la correspondiente autorización, en vez de intentar ocultarla y negarse a que fuese inspeccionada.