El BBVA prevé una severa contracción del crecimiento de la economía y rebaja al 2,8% la previsión oficial
El producto interior bruto (PIB) registrará un crecimiento del 2,8% este año, frente al 3,6% previsto por el Gobierno y al 4,1% del año anterior, según el informe del BBVA presentado ayer. A pesar de ello, el informe sitúa el crecimiento español tres décimas por encima del de la zona euro.
Según el director del Servicio de Estudios del BBVA, Miguel Sebastián, 'no se percibe la entrada de la economía en una fase de recesión a pesar de su menor dinamismo'. Sebastián aseguró que 'cuando el euro deje de caer aflorará la pérdida de competitividad española' y señaló que para contrarrestar ese efecto se debe mejorar la productividad mediante la innovación tecnológica y la reforma del mercado laboral y del de bienes y servicios.
Un crecimiento en torno al 4% como el registrado en los últimos ejercicios, según el banco, es 'insostenible' porque la desaceleración de la economía española es resultado del agotamiento de los factores presentes en los años de apogeo, tanto de la demanda como de la oferta. Entre ellos destacan el descenso de los tipos de interés, la depreciación del tipo de cambio real y el aumento de la confianza de los agentes económicos a raíz de las expectativas de entrada en el euro.
El economista estimó que en este contexto, la consecución del equilibrio presupuestario anunciada por el Ejecutivo para este año 'es más difícil que la de un déficit del 0,3% del PIB', si bien destacó que esta política fiscal es la más ajustada al momento 'y permitirá la acumulación de márgenes para situaciones futuras'.
La entidad financiera alertó sobre los riesgos de las subidas salariales. Para evitar una espiral inflacionista, la entidad considera que la negociación laboral no debe traducirse en permanentes subidas de precios derivadas de los mayores costes energéticos de 2000. El banco sugiere tomar como referencia la inflación de la UE o, al menos, la inflación española sin energía en ese mismo periodo, y fijándose en las expectativas de inflación futura y no en la inflación pasada.
Respecto al IPC, la mayor preocupación del Gobierno en 2000 a causa del alza del precio del crudo, el banco prevé que se sitúe en el 2,8% en 2001, muy por encima del objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo (BCE) y por el Gobierno español, pero por debajo del 4% que se registró en el año 2000.
El BBVA también cree el empleo seguirá creciendo 'aunque a un ritmo más moderado'. En este sentido, el aumento de la población activa permitirá que la tasa de paro se reduzca al 13,2%.
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