El Koldo Mitxelena expone 43 obras de arte que evocan el caminar
Ibilerak, comisariada por Maurice Fréchuret y Thierry Davila, recoge la parte más contemporánea de Un siècle d'arpenteurs. Les figures de la marche, una exposición en la que el Museo Picasso de Antibes (Francia) ofreció, entre junio de 2000 y enero pasado, un recorrido por el siglo XX a través de piezas que representan la acción de andar.
De hecho, los comisarios han mantenido deliberadamente las referencias a la parte clásica de aquella muestra y han establecido el vínculo con L'home qui marche, escultura figurativa de un hombre que Rodin realizó en escayola entre 1900 y 1907, y que saluda al espectador nada más entrar en la sala. Es la única manifestación clásica de una exposición que gira sobre dos conceptos fundamentales. 'La idea del proceso, del movimiento no sólo del artista, sino también del visitante', dice Davila y 'la de representación, la más puramente iconográfica'. La propuesta de Robert Morris responde a la primera. El artista presenta Passage way, un pasillo que se estrecha conforme avanza el espectador y juega con la dicotomía de cuerpo y espíritu. La obra, montada por primera vez en el apartamento neoyorquino de Yoko Ono, invita a imaginar qué existe tras ese espacio inaccesible mientras reflexiona sobre el proceso del movimiento.
Lo mismo ocurre con las propuestas urbanas de los cartelistas Jacques de la Villegé, Raymond Hains o Francois Dufrêne, artistas que se dedicaron a callejear por París, recogieron carteles como testimonio de sus marchas y construyeron collages u otras obras de arte con esos restos. O con la pieza que presenta Gabriel Orozco, creador mexicano que caminó durante horas por Nueva York, empujando una piedra de material blando. En ella quedaron las marcas de los pies del artista y los restos sobre los que se deslizó. Quiere representar, según el comisario, 'la huella como rastro del caminante y como memoria de sus acciones'.
La exposición incluye vídeos y fotografías que muestran la representación fragmentada del andar e incluso sus connotaciones sexuales. En la imagen de Jeff Wall se ve a un hombre y a una prostituta que juega a seducir mientras camina. También figuran en la muestra las propuestas de dos artistas vascos: Javier Pérez y Maider López. La artista presenta Suelo 2001 un suelo simulado, del mismo color -por su parte exterior- que el de la sala de exposiciones. Sólo al caminar el visitante descubre que bajo él existe otro color oculto. 'Es el propio hecho de caminar', dice López, 'el que te hace descubrir la obra'.
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