De las xenófobas
palabras de la señora Ferrusola se deduce la idea de su Cataluña ideal. Una Cataluña monolingüe en la que todos bailamos sardana, comemos pa amb tomàquet y, por supuesto, acudimos a misa de 12.00 cada domingo. Ahora que los charnegos empezaban a integrarse, va y aparecen éstos ocupando iglesias -'Mare de Déu Senyor!!'- y pidiendo derechos y comida; es más, nos traen otra lengua para acabar con el catalán, otra religión y, encima, se quedan con el dinero (subvenciones) de todos los catalanes. No, si quieren venir que vengan -'pobrets'- pero que usen nuestras costumbres y se olviden de las suyas, ¿o les va a salir gratis el vivir bien aprovechándose de nuestro divino don empresarial? Lo grave del asunto es que este nacionalcatolicismo representa a parte de los catalanes. Ante todo esto, yo recordaría dos frases, una de Pujol y otra de Raimon: 'Es catalán quien vive y trabaja en Cataluña' y 'qui perd els orígens perd identitat'.
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