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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Del metro

El día 13 de febrero de 2001, a las 18.35, me subí en la estación de Avenida de La Paz, con destino a Avenida de América. Allí tuve suerte y el metro llegó pronto, pero antes de llegar a la estación de O'Donnell, más exactamente faltaban 225 metros, el metro se paró y, como 20 minutos después, sin que nadie diese una explicación de lo que sucedía por megafonía, llegábamos a la estación de O'Donnell, donde nos informaron de que nos teníamos que bajar.

Claro está que, después de este retraso, el siguiente tren no hubo forma de cogerlo, ya que venía hasta los topes, por lo que tuve que esperar un segundo metro, donde a la fuerza entré, pero cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que teníamos un conductor que, al parecer, no entiende nada de psicología, ya que nos daba instrucciones de cómo debíamos actuar tanto dentro del vagón como fuera.

Después de tener que ir peor que borregos, ya que el servicio es pésimo, y tardar media hora en recorrer dos estaciones (desde O'Donnell hasta Conde de Casal), nos vuelven a indicar que el metro está de nuevo averiado y que nos bajemos, por lo que llevaba una hora y media en recorrer 10 estaciones. Se pueden imaginar el caos que había en Conde de Casal, ni un solo taxi libre, y las paradas de autobús, hasta los topes.

¿Hay derecho a esto? Porque no sólo ayer las personas que viajamos en el metro vamos todos como borregos, debido a que en las horas punta no existe un buen servicio; la mayoría de los días es un esfuerzo el poder entrar en un vagón, teniendo que empujar a la gente si quieres subir. Además, creo que, en casos de averías, primero deberían informarnos y sobre todo devolver el dinero y facilitarnos un transporte alternativo que nos facilite llegar a nuestro destino. No tenemos por qué pasarnos dos horas de viaje, como fue mi caso ayer, teniendo que coger un taxi si no quería pasarme otra hora de transporte. Además, ¿por qué el alcalde o el presidente de la Comunidad, que tanto propagan el viajar en transporte público, no lo hacen ellos? Porque me gustaría verlos cada mañana en un vagón atestado de gente.-

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