_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La hora de Valdano

Santiago Segurola

El partido frente al Lazio sirvió para medir al segundo batallón del Real Madrid, del que apenas se tenía noticias durante la temporada. En su línea habitual de prudencia, Del Bosque ha desdeñado las famosas teorías de la rotación, que generalmente suelen traer pésimas consecuencias a los equipos.

Frente aquellos que consideran necesaria la utilización masiva de la plantilla, el técnico del Real Madrid ha preferido tirar de una alineación básica, sin apenas cambios. De esa manera ha logrado dos objetivos: mejorar el mecanismo de juego colectivo y hacer reconocible el equipo a los ojos de los aficionados. No se sabe el efecto que tendrá la fatiga sobre un equipo que ahora empieza el tramo más duro de la temporada. Pero muchas veces es peor la distracción de las rotaciones que la certeza del cansancio. Algunos ejemplos abundan en esta idea. Con una plantilla corta y pocos cambios, el Manchester ganó la Liga, la Copa y la Copa de Europa en 1999.

En Roma, el Madrid jugó el partido ideal para aligerar el trabajo de Valdano. Desde su posición probablemente sabe mejor que nunca las necesidades de su equipo para el futuro. Algunas de las necesidades están paradójicamente relacionadas con la extraordinaria calidad de sus estrellas.

A nadie se le escapa que el eje básico del Madrid está integrado por Hierro, Roberto Carlos, Figo y Raúl. A ellos se puede unir Morientes por lo que significan los delanteros centro en cualquier equipo. En el caso de Hierro, Roberto Carlos y Figo, no hay sustitutos de garantías. En el caso de Morientes, no hay sustitutos. Esto coloca al Madrid en una posición muy delicada cuando sus jugadores sustanciales sufren problemas por lesión o sanción. Si en Bilbao pagó la baja de Figo, ¿qué sucedería con la de Hierro o Roberto Carlos? ¿Cómo podría Del Bosque remediar tales agujeros? Lo mismo ocurre con Morientes, cuya referencia se echa de menos en el equipo.

Se puede argumentar que las estrellas lo son porque marcan una diferencia abismal con cualquier competidor. Son insustituibles. Pero en el Madrid ni tan siquiera hay sustitutos naturales para sus mejores futbolistas. De ahí que comience a hablarse de Julio Álvarez -cedido al Racing- y Etoo -ahora en el Mallorca- como buenos jugadores de complemento para la próxima temporada. Quedaba por ver la aportación del segundo batallón, integrado por futbolistas apenas analizados en grandes compromisos. El partido de Roma fue perfecto para medirlo. El crédito de algunos salió muy dañado, como sucedió con Geremi. Otros salieron lastimados por comparación. Uno de ellos fue Savio, que no jugó. Después de recibir varias oportunidades, el brasileño está claramente por detrás de McManaman, Solari y Munitis. Por el prestigio y cotización de Savio en el mercado, el Madrid puede sacar un buen dinero. En el centro de la defensa, Geremi hizo internacional a Karanka, cuya continuidad se da por garantizada tras una sólida temporada, pero no hasta el punto de considerarle la pareja perfecta de Hierro. El Madrid necesita en ese puesto algún fiera que no despierte dudas. Ahí se encuentra Valdano con el gran problema: los dos mejores -Nesta y Samuel- tienen un precio prohibitivo. Detrás no hay mucho donde elegir.

Quizá Cannavaro, quizá Thuram. Peores y casi igual de caros que los anteriores. Fuera de ese cuarteto, muy poco o nada. Ni en España, ni en Argentina, ni en Brasil, ni en Francia. Será un buen momento para comprobar el olfato de Valdano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_