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OPINIÓN DEL LECOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Farmacia actual

Al parecer, no hay más que seguir las informaciones y comentarios de los medios de comunicación, la actualidad de la farmacia se centra en la polémica sobre un posible cambio de modelo de la misma: de un modelo sanitario vigente a otro mercantilista. El todopoderoso mundo empresarial muestra con vehemencia manifiesta su interés por 'mercadear', en el mejor de los sentidos, con el medicamento. Si analizamos los acontecimientos seriamente, el modelo vigente de farmacia se encuentra perfectamente definido en la Ley del Medicamento, lo que representa unas cotas altísimas de garantías sanitarias, un auténtico privilegio.

No obstante, polémicas aparte, la farmacia andaluza necesita con urgencia sacar del 'limbo' la LOFA (Ley de Ordenación Farmacéutica de Andalucía). No es de recibo que, a estas alturas, la desidia y desinterés de unos y otros, incluyendo la Administración de la comunidad autónoma, colegios profesionales, organizaciones empresariales farmacéuticas, asociaciones profesionales, etc., nos priven de una ley marco, de referencia para el desarrollo legislativo de la farmacia de Andalucía, a sabiendas de que se trata de un texto muy consensuado entre las partes implicadas y que sitúa la atención farmacéutica (una evolucionada forma de entender el ejercicio profesional al servicio de los pacientes) en sus más altas cotas de competencias. Me preocupa especialmente el silencio de los estudiantes de farmacia y promociones recientes, cuando para ellos representa posibilidades interesantes de futuro profesional.

Por otra parte, el aceite de colza, el síndrome tóxico, las vacas locas, me obligan a considerar, si parte de los medicamentos pasan al mundo mercantil de empresas no farmacéuticas, por tanto no sanitarias, la posibilidad, más que real, de que el medicamento se convierta en un elemento peligroso y arbitrario, causante de males irreparables, muy lejos de ser un bien sanitario guiado por las ciencias médicas y farmacéuticas, y el buen hacer de sus profesionales. Estamos a tiempo, porque es mejor prevenir que curar. El uso racional del medicamento requiere conciencia social y ciencia médica y farmacéutica.-

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