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Reportaje:

Enfermeras sin fronteras

Gobierno y sindicatos impulsan acuerdos con países de la Unión Europea para exportar profesionales de este colectivo

Amaya Iríbar

La libre circulación de trabajadores en la Unión Europea ha provocado un goteo de inmigrantes españoles a golpe de homologación de títulos universitarios. Esta situación se acentúa en aquellas profesiones donde la oferta de jóvenes titulados supera con creces la demanda de profesionales. Es lo que ocurre con la enfermería española. Con una tasa de temporalidad muy elevada, un paro estructural importante y cada vez más escuelas universitarias escupiendo profesionales, se calcula que unas 4.000 al año, el mercado laboral se ha colapsado. El resultado: desde hace un par de años, cada vez más enfermeras españolas hacen las maletas y se van a Portugal, el Reino Unido, Italia, Francia y otros de la Unión Europea, países con un déficit declarado de enfermeras, que las reciben con los brazos abiertos y, sobre todo, un contrato de trabajo.

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Nadie sabe cuántas enfermeras han salido de España, porque las hay que se van con la ayuda de una agencia o que se sirven de antiguas compañeras de profesión para salir. Carmela Reyero, de 25 años, cruzó la frontera portuguesa hace tres meses. Lo hizo por su cuenta. Vio un reportaje en televisión, conocía a varias compañeras de la escuela de León que habían dejado España para trabajar en otros países de la Unión Europea, llamó al consulado y, a través de Internet, se puso en contacto con el hospital Santa María, de Lisboa, el más grande de Portugal, donde, según ella, trabajan 600 enfermeras españolas. Acaba de renovar su contrato, por el que cobra unas 135.000 pesetas al mes, sin contar complementos salariales. Cuando se le pregunta por su experiencia portuguesa, responde: 'Compensa'.

Desde que llegó a Lisboa, le han seguido muchos colegas, asegura, y también tiene antiguos compañeros de su escuela de León en Italia, otro de los países

Al Consejo General de Enfermería, que agrupa a todos los colegios profesionales, y al sindicato SATSE les preocupa la situación de los que se van. El Ministerio de Sanidad y SATSE, cada uno por su lado, han puesto en marcha distintos acuerdos de colaboración que intentan garantizar que estas inmigrantes -unos 800 entre ambos- sean tratadas como ciudadanas de la Unión Europea, cobren lo mismo que sus compañeras nativas y no se vean sometidas a abuso alguno.

De esta forma se fueron hace menos de un mes, de la mano del Gobierno, 80 enfermeras españolas al Reino Unido, donde el colectivo de enfermeras está muy envejecido y es menor a la demanda que existe, explica el secretario general de Cooperación y Gestión Sanitaria, Rubén Moreno. Las candidatas fueron seleccionadas en España, un proceso en el que participaron personal del Inem, del Ministerio de Sanidad y personal de la Embajada Británica en Madrid.

Antes de incorporarse a distintos hospitales de ese país se formarán durante tres meses en universidades británicas y, además, se les facilitará el acceso a una vivienda y contarán con un tutor que vigile su adaptación.Existen procesos similares, en los que participa SATSE, con Italia -han enviado a 150 enfermeras-, el Reino Unido -100- y Portugal -500- y tienen otro convenio con clínicas privadas en Francia.

Las causas de este éxodo son variadas. Según el sindicato y los colegios profesionales, el paro manda sobre todas ellas. En el sistema público español trabajan unas 95.000 enfermeras, según un estudio de SATSE del año pasado; 38.000 más viven de las vacaciones de verano, Navidad y otras suplencias de aquéllas y algún que otro contrato en clínicas privadas, y otras 10.000 aún esperan acceder a su primer empleo, según datos del Consejo General de Enfermería.

'Esta situación es el resultado de una mala planificación', se queja la vicepresidenta del consejo, Pilar Fernández. Y le da la razón SATSE, que, apoyado en la cifra de enfermeras por cada mil habitantes que recomienda la Organización Mundial de la Salud, llega a la conclusión de que en 'España faltan enfermeras'. También es cierto que la formación en España, donde es una diplomatura universitaria, se valora fuera y, como dice Rubén Moreno, la movilidad de trabajadores entre países de la UE será, cada vez más, un 'flujo normal al que hay que acostumbrarse'.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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