Otra vez el 'volem bisbes catalans'
El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, apoya a quienes reclaman que los obispos de Cataluña sean todos catalanes
'Queremos obispos catalanes'. En Cataluña se ha vuelto a escuchar el grito que cientos de manifestantes pusieron de moda en las calles de Barcelona en mayo de 1966, como protesta por el nombramiento del vallisoletano Marcelo González Martín como arzobispo de Barcelona. Cuatro años después, González era destinado a la sede primada de Toledo y ascendido a cardenal por Pablo VI. Le sustituyó en Barcelona el catalán Narcís Jubany, también ascendido a cardenal. La inminente dimisión, por razones de edad, de los obispos de Solsona, Antoni Deig, y de Girona, Jaume Camprodon, además de la jubilación del cardenal de Barcelona, el valenciano Ricard María Carles, que en verano cumplirá 75 años, ha reabierto la polémica. Deig ha anunciado que pedirá al nuncio del Papa que su sucesor sea catalán.
'Creo que estaría muy bien que en Cataluña, en estos momentos, los obispos fueran naturales de allí o de zonas muy próximas a la cultura catalana, y esto no desdice del principio de la universalidad de la Iglesia, que siempre ha nombrado obispo al que ha considerado que era necesario en ese momento por circunstancias concretas', manifestó el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, en un encuentro con miembros de la Asociación de Periodistas de Información Religiosa (APIR). Refiriéndose a su situación concreta en el arzobispado de Sevilla, dado su origen vallisoletano, Carlos Amigo, nombrado por Pablo VI arzobispo de Tánger en 1973 -con sólo 37 años de edad, el más joven arzobispo de la Iglesia en aquel momento-, dijo que no había tenido ningún problema salvo el de un artículo en un periódico que le aconsejó: 'Traiga usted sus macetas y deje que las reguemos nosotros'. 'Me parece lógico que pidan a su obispo que vaya al ritmo de la cultura de allí', añadió.
El arzobispo Amigo reconoció también que los sevillanos lamentan que su archidiócesis no esté regida por un cardenal desde hace 18 años, el tiempo que lleva él en el cargo. Sevilla ha tenido ya 24 cardenales -la segunda diócesis española con más purpurados con birreta, tras Toledo, con 34-. 'Me reprochan que no colaboro nada, que no le doy importancia, pero lo mejor es que el Santo Padre decida', dijo tras subrayar sus 'humildes aspiraciones' de fraile frasciscano.
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