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Los padres del hombre al que mató un policía niegan que le atacase

F. Javier Barroso

Los padres de Miguel Arturo Martín Cantos, el hombre de 35 años que murió el pasado jueves tras recibir un tiro de un policía prejubilado en Alcorcón, se personaron ayer como acusación particular. La familia del fallecido entiende que el caso tiene 'muchas lagunas' y que se ha mancillado su honor, al calificarle como 'toxicómano'. Los familiares mantienen que la víctima tenía problemas personales, pero que no era un enfermo que intentara atracar al agente, como éste declaró tras el suceso.

Los familiares de Martín Cantos señalaron que éste, en el momento de su muerte, llevaba 7.000 pesetas en efectivo, con las que podría haber comprado cualquier dosis de droga (en caso de ser consumidor) sin necesidad de atacar al agente, como este dice que sucedió.

El abogado de la familia, Miguel Cid Cebrián, relató ayer el currículo 'largo y brillantísimo' que tenía Miguel Arturo Martín Cantos. Era funcionario de carrera del Ministerio de Trabajo, en excedencia. También había trabajado como programador y técnico de informática de gestión en varias empresas. Profesor de inglés con título por la Universidad de Cambridge, había estado empleado además como conductor de autobuses entre Madrid y Lisboa. Y superó en su día la prueba de acceso al Cuerpo Nacional de Policía.

El letrado mantuvo que su defendido fue víctima de un homicidio por parte del policía Antonio Murillo Clavero. Para ello recordó varios detalles de la muerte de su cliente. Uno de ellos, que la víctima disponía de dinero suficiente para haber adquirido cualquier dosis de droga, si realmente estaba con el síndrome de abstinencia, como declaró el agente en el juzgado.

Medios desproporcionados

El abogado asegura que la víctima no portaba ningún arma con la que intimidar al policía, por lo que descarta ya desde el principio la defensa propia alegada por el policía. 'Si realmente le fue a atacar, los medios que utilizó para repeler la agresión pudieron ser desproporcionados respecto al mal que se quería evitar', explicó Cid Cebrián. El letrado añade que la víctima carecía de antecedentes policiales y penales. 'Hasta ahora sólo tenemos la declaración del policía, que es parcial, interesada y subjetiva', recordó.

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Por otra parte, J. F. M., de 38 años, el acompañante de Martín Cantos la noche de su muerte, se presentó de forma voluntaria en la comisaría de Alcorcón hace unos días. Declaró, según fuentes policiales, que la víctima se encontraba ese día 'muy violento y agresivo', por lo que decidió no dejarle solo. El testigo también mantuvo que su amigo había protagonizado poco antes un altercado en un bar cercano al lugar del incidente. J. F. M. declaró además que, cuando el policía prejubilado entró en el portal, Miguel Arturo estaba fumando crack, se dirigió a él de forma amenazante e intentó arrebatarle el arma reglamentaria, a pesar de que el agente le dio el alto. Entonces se produjo un forcejeo en el que el policía disparó su revólver.

El abogado de la familia Martín restó importancia a esta declaración, ya que 'se produjo ante la policía'. 'Habrá que ver si mantiene esa versión delante de la juez instructora, del fiscal y ante mí mismo', afirmó Cid Cebrián.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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