'La etiqueta de joven es un arma de doble filo'
Se reveló como un espléndido novelista en Bariloche (Anagrama). Sus posteriores entregas (los cuentos de El que espera y el poemario El jugador de billar) le confirmaron como una de las voces más prometedoras de la última literatura hispana. Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) adquirió la nacionalidad española y reside en Granada.
Pregunta. Es usted uno de los pocos escritores jóvenes que realmente lo son, ¿cómo lo lleva?
Respuesta. La etiqueta de joven es un arma de doble filo. Lo que ahora puede ser una ventaja mediática, cara al mercado, se vuelve una desventaja en cuatro o cinco años. Yo procuro que los méritos de mis libros estén en sus páginas. Muchos se dejan engatusar por ese fenómeno que tiene una fecha de caducidad muy temprana y puede volverse en su contra. Personalmente, me aburre un poco.
P. ¿Qué opina de los padrinazgos y tutelas en la literatura?
R. Quizás habría que buscar una palabra menos paternalista que padrino o tutor: guías, o algo así. Creo que todo depende de la inteligencia con la que administres esas influencias. Lo mejor es encontrar una vía propia, pero eso no implica negar las tradiciones. A mí me han enseñado cosas los del 50, los novísimos, los de la experiencia... No siento necesidad de escupir sobre los libros de nadie.
P. En usted se da una curiosa mezcla de tradiciones, Argentina y España. ¿Cómo las asimila?
R. Después de media vida viviendo en España, me siento culturalmente asimilado a las dos tradiciones. He pasado por todas las fases por las que pasa un emigrado, y en ese encuentro de pérdidas y asimilaciones es en lo que estoy.
P. Argentina, que tan hospitalaria fue con los emigrantes españoles, contemplará con cierto espanto lo que está sucediendo ahora con la Ley de Extranjería.
R. A mí me da vergüenza, allí supongo que se verá con impotencia e incredulidad. Es todo tan tristemente xenófobo, tan analfabeto... Nadie debería olvidar que la historia tiene sus ciclos, y que la época de bonanza que atraviesa España no debería aceptarse como un pretexto para la amnesia.
P. Hablemos de literatura. El microrrelato, ¿es un género de perezosos?
R. Digamos que, como la poesía, es un género de perezosos intensos, mezcla de pereza y fuerza.
P. ¿Piensa, con Borges, que la extensión es inversamente proporcional a la intensidad?
R. Debiera ir en relación inversa, pero también es posible que un relato de una página sea muy aburrido.
P. ¿Con qué formato se queda usted, el relato o la novela?
R. ¿Qué da más gusto, un polvo rápido, o una noche de caricias y masajes? Hay veces que el cuerpo te pide una explosión, y otras una contención. En la variedad está el gusto.
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