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Un policía prejubilado mata de un disparo a un toxicómano en Alcorcón

F. Javier Barroso

Antonio Murillo Clavero, agente prejubilado del Cuerpo Nacional de Policía de 55 años, mató en la madrugada de ayer de un disparo en el cuello a un supuesto toxicómano, Miguel Arturo Martín Cantos, de 34 años, en un portal del barrio del Parque de Lisboa (Alcorcón). El policía dijo en su declaración que el fallecido se dirigió a él acompañado por otro hombre 'de forma intimidatoria', y que ambos intentaron arrebatarle su arma cuando les dio el alto. El agente pasará hoy a disposición judicial.

Los hechos ocurrieron alrededor de la 1.25 en el número 1 de la calle de los Príncipes de España. El agente, en segunda actividad (prejubilado) desde hace un año, regresaba a su domicilio después de haber visitado a unos familiares. Cuando entró en el portal, se encontró en la escalera izquierda con dos hombres que se estaban inyectando droga. El policía, que vive en la escalera centro, continuó su camino. En ese momento, los dos individuos se le acercaron 'de forma intimidatoria', según contó el agente en su declaración.

Antonio Murillo sacó su placa oficial con una mano; con la otra empuñó un revólver del calibre 38 milímetros. Los agentes prejubilados están obligados a entregar su pistola reglamentaria, del calibre 9 milímetros Parabellum, pero disponen de una licencia que les permite llevar otras armas para autodefensa, según explicaron fuentes de la Jefatura Superior de Policía. En ese momento, Antonio Murillo Clavero les gritó: '¡Alto, policía!' Los dos hombres hicieron caso omiso a sus advertencias, según la versión del agente.

Se inició entonces un forcejeo en el que los dos supuestos agresores intentaron arrebatar el revólver a Antonio Murillo. Durante la pelea se produjo un disparo que alcanzó a Miguel Arturo Martín en la tráquea. El proyectil le entró por el cuello y, tras salir por la región occipital, se incrustó en la escayola del techo del portal. El estruendo de la detonación hizo que varios vecinos salieran al pasillo.

El primero en acudir fue el portero de la finca. La puerta de su vivienda se encuentra a unos dos metros de donde se produjo el forcejeo. Ayer no quería hablar con los medios de comunicación. 'Escuchamos el ruido de un disparo y, cuando salió mi marido, ya había una persona tirada en el suelo, en medio de un gran charco de sangre', explicó su esposa.

La víctima no falleció en el acto. Aún pudo dar unos cuantos pasos, mientras se dirigía hacia una vivienda de la planta baja. Miguel Arturo Martín cayó muerto en el pasillo que conduce al ala izquierda de este portal, en el que viven 120 familias. Su acompañante, cuya identidad desconocían ayer los agentes de la comisaría de Alcorcón, huyó.

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El agente autor del disparo utilizó su propio teléfono móvil para llamar al 091. Al hacerlo desde un terminal celular, le salió la sala central de Madrid. El jefe de este dispositivo ordenó que un coche patrulla de Alcorcón se dirigiera hasta allí. Cuando llegaron los agentes, ya estaban interviniendo los facultativos de una UVI móvil del 061 del Insalud, que habían sido avisados, a la 1.26, por una vecina del policía. El médico sólo pudo certificar la muerte de Miguel Arturo Martín.

Los agentes del Módulo Integral de Proximidad (MIP) B recuperaron en la escalera izquierda del portal cucharillas, papel de aluminio y restos de heroína. Los policías registraron toda la estancia y no hallaron ninguna navaja ni jeringuilla, por lo que creen que los atacantes no intimidaron con armas a Antonio Murillo. Alrededor de las tres de la madrugada despertaron a un vecino de un piso de la planta baja del ala izquierda que, supuestamente, se dedica a traficar con droga, según consta en la comisaría de Alcorcón. Los agentes pensaron que el acompañante de Miguel Arturo Martín podía haberse ocultado en ese domicilio, por lo que registraron el piso, sin ningún éxito.

El agente fue trasladado a la comisaría de Alcorcón en calidad de detenido. 'Entonces estaba muy sereno', según explicó un vecino. Fuentes policiales señalaron que Antonio Murillo Clavero se encontraba 'muy decaído y preocupado' por lo que había ocurrido. Sus vecinos le calificaron como un hombre 'muy equilibrado y sereno', que nunca había dado ningún problema. 'Debe de haber tenido algún altercado muy grave. Lo debieron de provocar, porque, si no, no se mete en líos', señaló otro residente. Antonio Murillo había entrado en la llamada segunda actividad hace un año. Casado y con tres hijos, había trabajado como mecánico en la Dirección General de la Policía, en la capital, según fuentes policiales. Ahora estaba sin destino, pendiente de jubilarse.

La autopsia avala que hubo un forcejeo

El forense de Alcorcón practicó ayer la autopsia al cadáver de Miguel Arturo Martín Cantos, y sus primeras conclusiones ratifican la versión ofrecida por Antonio Murillo Clavero, el agente que le disparó mortalmente, según explicaron fuentes policiales. El estudio determina que la bala siguió un trayecto ascendente y que, tras alcanzar el omóplato, cambió su dirección y salió por la parte superior del cráneo. La autopsia concluye también que el proyectil fue percutido 'en un acto de fuerza', durante el forcejeo, ya que, de otra forma, habría sido imposible que hubiera entrado en el cuerpo del fallecido de abajo arriba. Miguel Arturo Martín Cantos carecía de antecedentes policiales.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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