Agujeros negros supermasivos en el universo profundo
'Las tres radiofuentes han sido detectadas en un área del cielo no mayor que la que ocuparía un grano de arena sujeto con los dedos contra el cielo nocturno', comenta Michael Garrett (del Instituto Europeo VLBI) acerca de la enorme resolución lograda en estas observaciones. De hecho, las radioimágenes obtenidas tienen tres veces más resolución que el telescopio espacial Hubble. Las tres fuentes son muy pequeñas (menos de 600 años-luz de diámetro), lo que 'sugiere claramente que cada una de ellas están generadas por un poderoso motor central, asociado a un agujero negro supermasivo', explica Tom Muxlow, otro de los autores del trabajo, en el que han participado 13 astrofísicos.
Antxon Alberdi, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) y único español en el equipo, añade que la emisión de estos objetos es 100 veces mayor que la de una zona de formación estelar -denominada Arp 220- especialmente brillante y que los astrónomos suelen utilizar como calibre. 'Es difícil imaginar una región de formación estelar tan violenta que produzca esta luminosidad, lo que, unido al pequeño tamaño de la fuente, nos hace pensar que son agujeros negros, aunque esto no excluye que, además, haya allí estallidos violentos de formación estelar'.
La minúscula región del cielo a la que los astrónomos han apuntado sus antenas descubriendo estas tres radiogalaxias está localizada en el denominado Campo Profundo Norte, una observación del Hubble que captó todos los objetos celestes existentes desde la Tierra hasta el universo profundo en un fino cono del cielo del hemisferio septentrional.
Garrett destaca el hecho de que las tres radiogalaxias encontradas sean tan diferentes: una de ellas es una galaxia elíptica, otra es espiral y la más lejana es una galaxia irregular oscurecida por el polvo que tiene.
Dos de las radiofuentes se ven también en el rango visible (por tanto, aparecen en el Campo Profundo Norte del Hubble, que es óptico), pero la otra no. Las tres habían sido localizadas antes en radio aunque no con tanta resolución como ahora; una de ellas (J123642+621331) está tan lejana que corresponde al universo cuando tenía menos de una quinta parte de su edad actual. Las otras dos están más cerca de la Tierra.
Para escudriñar ese trocito de cosmos, los astrofísicos han utilizado en la investigación, cuyos resultados se han publicado en el último número de la revista Astronomy & Astrophysics (1 de febrero), una técnica denominada interferometría, que consiste en sincronizar las observaciones registradas con diferentes antenas situadas lejos unas de otras, de manera que se obtiene una resolución equivalente a la que tendría un telescopio de tamaño igual a la distancia entre las antenas. En este caso, las nuevas antenas estan repartidas por todo el continente europeo.
En España se ha usado la antena de seguimiento de satélites (de 70 metros de diámetro) de la NASA en Robledo de Chavela. 'Como esta instalación tiene programadas operaciones de seguimiento, la hemos utilizado sólo 11 de las 32 horas totales de observaciones hechas con las otras ocho antenas, pero la contribución de Robledo ha sido fundamental por su alta sensibilidad', explica Alberdi. 'Las observaciones se hicieron entre el 12 y el 14 de noviembre de 1999 con todas las antenas simultáneamente y se grabaron los datos en cintas; después, en el centro de correlación del Radiotelescopio Nacional estadounidense NRAO, en Socorro (Nuevo México), se hizo la alineación de tiempo y frecuencia de los datos para obtener las radioimágenes'.
Estas observaciones, lideradas por Garret, Muxlow y Simon Garrington (ambos del observatorio británico Jodrell Bank), han servido para comprobar la eficacia de las mejoras de los equipos receptores realizadas en el conjunto de antenas europeas, el EVN, que utilizan los astrónomos desde hace años.
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