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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un visitante acomplejado

El Athletic, con una sola victoria a domicilio, es un ejemplo de desequilibrio defensa-ataque

Viajar con el Athletic no parece, desde un punto de vista futbolístico, una empresa recomendable esta temporada: una victoria en 11 partidos no parece recompensa suficiente ni el aval necesario para sobrevivir con comodidad en la competición. El entorno más sentimental del Athletic sólo puede encontrar regocijo en el hecho de que esa única victoria saldara en Anoeta ante la Real Sociedad una deuda que tenía visos de perenne. Tuvo que pasar casi un año para obtenerlo, porque su último logro en campo ajeno se remontaba al 1-2 que obtuvo la pasada temporada ante el Atlético, donde fraguó probablemente su salvación en una temporada aciaga. Entre el 2 de abril de 2000 y el 14 de enero de 2001, el Athletic no supo lo que era ganar fuera de San Mamés, un territorio que también ha sido más propicio para el visitante de lo que solía.

La insolvencia del Athletic para rendir fuera de la Catedral puede tener muchas explicaciones, y ninguna oficial. El equipo rojiblanco se ha acostumbrado a fracasar ante los grandes equipos, con la única explicación de que la Liga española ha hecho a los grandes más grandes de lo que ya eran y a los pequeños más solventes. El miedo escénico de San Mamés ha perdido enjundia, pero sobre todo el equipo se ha capitidisminuído como visitante.

Ante el partido frente al Barcelona, el pesimismo se adueñó de Bilbao. Cuatro goles venía siendo la tónica habitual de las goleadas azulgrana, aunque nadie pensaba en el estrépito (7-0) de la derrota cosechada en el Camp Nou.

Más allá de las lamentaciones sentimentales y de las explicaciones psicológicas (el ambiente político ha enrarecido la presencia del Athletic en otros campos), hay argumentos estrictamente futbolísticos. El Athletic defiende mal desde hace mucho tiempo. La vehemencia anterior de Luis Fernández, con una tendencia obsesiva a partir el equipo en dos, la ausencia de defensas solventes en la plantilla y alguna falta de actitud en momentos delicados de los partidos (como ante el Barcelona) o de la temporada, sólo ha sido resuelta por el estado de gracia, más o menos mayoritario, de los futbolistas resolutivos del equipo (Guerrero, Joseba Etxeberria, Urzaiz).

Edad excesiva

La impresión general es que el Athletic acumula muchas dudas y un desequilibrio permanente. Resolvió sus problemas en la delantera con fichajes oportunos (Urzaiz, Etxeberria, Ezquerro), pero se le ha abierto un boquete en la defensa, agravado por las lesiones, que hacen dudar de la solvencia futura de algunos jugadores ya entrados en años. La defensa rojiblanca ha entrado en su mayoría en la recta final. Larrainzar y Larrazabal cumplirán esta temporada 30 años, Alkorta 32, Carlos García 31, Lasa 30. Lacruz (22) y Óscar Vales (25) son lo más jóvenes de los habituales pero su contundencia deja mucho que desear. Roberto Ríos (28 años) se acerca más al fiasco, hasta el momento presente, que a la expectativas que desataron los 2.000 millones abonados al Betis por su traspaso. Urrutia y Alkiza, los dos sostenes del centro del campo, se encaminan o superan la treintena. La edad, sin embargo, no ha otorgado el cuajo suficiente para resolver los momentos más complejos. El partido de Barcelona fue el ejemplo más preclaro.

Carente de mercado exterior (sus nutrientes ajenos, Real y Osasuna, miran al extranjero), el Athletic reclama una dosis de osadía para responder al avejentamiento de la plantilla y a la recuperación de su personalidad futbolística para dejar de ser un visitante acomplejado y acomodado a la falta de objetivos en la competición.

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