En la recta final

En España hay 6,7 millones de personas mayores de 65 años. De ellos, sólo el 25% declara que está 'satisfecho' con la vida que lleva, según el estudio La tercera edad y el consumo del Instituto Nacional de Consumo. la mayoría se conforma con estar 'tranquilos', 'donde viven' (en su casa), acompañados, y 'seguir como hasta ahora'. Como dice Juan Parejo, jubilado de 81 años, 'que me quede como estoy'.

El estudio señala la contradicción que existe entre sentirse insatisfecho (se compara la vida que se lleva con la que se querría llevar) y feliz (una valoración 'subjetiva y existencial'). Así, aunque el 75% de los mayores está insatisfecho con la vida que lleva, el 41% afirma que les ha ido bien en el pasado, que les va bien ahora y que confían en que eso seguirá así. Sobre el futuro, el 30% se siente optimista, y el 21% pesimista. Este dato confirma la esperanza por 'seguir como hasta ahora' de la mayoría. Para un 89%, la vida es agradable. El 79%, se encuentra 'útil y necesario'.

En silla de ruedas

Esta utilidad no siempre encuentra dónde mostrarse. Juana Barrueco y su hermana Aurora lo han conseguido cuidando las plantas de la Gran Residencia de Madrid donde viven desde hace más de 18 años. Desde sus sillas de ruedas (las dos padecen distrofia muscular) han convertido las salas de los extremos del pabellón en un rebosante invernadero. Llegaron a Madrid desde un pueblo de Salamanca con poco más de 50 años (Juana tiene ahora 69 años, su hermana uno más), después de quedar huérfanas de madre. Juana, la más reivindicativa, es además vicepresidenta del Consejo de Residentes, la representación colectiva de los internos.

Su principal queja es la comida. 'En esto se nota mucho que son una generación de posguerra, que han pasado privaciones', dice Fernando Amado, director del centro. 'Es en lo que más gastan, en comer y en ropa'. Juana le da la razón. 'A nosotras nos envía comida la familia. En ropa gastamos menos porque cosemos nosotras', explica.

Pese a esta actividad, Juana no parece muy contenta. 'Bueno, yo creo que sí', matiza después de pensárselo. 'Sólo damos trabajo, pero en casa no podíamos seguir. Aquí tenemos espacio de sobra'. La familia va a verlas cada 15 días, y reciben visitas frecuencia. Son un caso excepcional, explica Amado. 'Prácticamente la mitad de los residentes no recibe visitas jamás', añade.

La residencia programa actividades, tanto dentro como fuera del recinto. 'Lo que más les gusta es pasear', comenta Amado. En esto coincide con Juana, quien relata satisfecha como ha ido ya varias veces a un centro comercial que han abierto cerca de Carabanchel, el barrio madrileño donde viven. A Juana le gustaría salir más, pero para ello reclama 'que la comunidad ponga un vehículo adaptado para las sillas de ruedas'.

El informe del INC también señala que salir de paseo es la actividad favorita de los mayores. A continuación están reunirse con amigos y personas de su edad. 'Con los niños, aunque ponen mucha voluntad, se cansan mucho', comenta Amado.

Ocupar el tiempo es una de las preocupaciones mayores. Ver la televisión, lo más socorrido. Las mujeres dedican mucho más tiempo a las labores del hogar que los hombres. Incluso en las residencias, mientras ellas cosen, ellos juegan o charlan, afirma Amado. El responsable de la Gran Residencia destaca 'como curioso' que aunque se dan casos de emparejamientos entre internos, los hombres y las mujeres prefieren reunirse por separado. 'Se nota la educación machista que han recibido', indica.

Es más fácil ocupar su tiempo para quienes están en una residencia. Ofrecen biblioteca, bailes -'con merienda, que si no no vienen', dice Amado-, terapias y gimnasio, donde muchos, como Juana, pasan al menos una hora diaria, ejercitando dedos, articulaciones y tobillos.

Reúma y varices

La salud es su mayor preocupación, y la enfermedad más extendida es el reumatismo (lo padecen el 41% de los hombres y el 59% de las mujeres). También son frecuentes las varices y los problemas en los pies. Y las caídas o accidentes. El 18% de los mayores ha sufrido algún percance de este tipo en los últimos 12 meses, según el estudio. Como Encarnación Carrasco, una viuda de 71 años que, pese a su buen estado general, se ha visto en el suelo de la calle tres o cuatro veces en el último año. '¿Pero qué voy a hacer si no?', se pregunta. 'No puedo quedarme en casa sola todo el día, esperando que llegue mi hijo pequeño'. A partir de los 75 años, los problemas se disparan. El 16% de los mayores tiene problemas para acostarse y levantarse solos, el 14% para vestirse o desnudarse y el 8% para comer.

Esta situación se extrema en las residencias, comenta Amado.De los 360 internos (un tercio hombres y el resto mujeres), el 14% tiene una alta dependencia. Otro 32% puede desplazarse, aunque sea con problemas. Otro 11% está bien físicamente, pero padece desorientación, demencia o alzheimer. 'A estos centros vienen ahora los más viejos de los viejos', explica. 'Si el que está bien viene a una residencia, es un fracaso', sentencia.