Los rabinos reducen las opciones de Barak al pedir el voto para el derechista Sharon
El llamamiento de los jefes de las comunidades religiosas judías radicales fue indirecto, tratando de no pronunciar el nombre del candidato, como si intentaran no manchar sus labios con ello, pero, eso sí, dejando bien claro que los piadosos y temerosos de Dios -en hebreo, haredim- deben votar por el candidato que 'no ayudará a destruir los valores religiosos'. Los rabinos animaron también a los fieles a acudir a las urnas, aunque aconsejaron que no se excedieran en sus movilizaciones, tal como lo hicieron en los comicios de 1996, cuando desencadenaron una campaña de enfervorizado proselitismo a favor de Benjamín Netanyahu.
'En el fondo, a nadie nos convence Sharon, pero en cualquier caso es mejor que Barak', aseguró a EL PAÍS Gabriel Peres, uno de los portavoces del movimiento ultraortodoxo Shas, responsable de su rama asistencial y miembro del clan familiar del rabino Ovadia Yossef, jefe espritual de la organización sefardí. Peres, como otros muchos dirigentes y responsables de los movimientos religiosos radicales judíos, considera el voto a Sharon como una manera de sancionar a Barak por la política de ambigüedades que ha mantenido durante 19 meses, lo que ha provocado en ellos 'una falta absoluta de credibilidad e inseguridad'.
Los rabinos ultraortodoxos han vendido su voto a Sharon por un apoyo temporal a la política de exención del servicio militar para los estudiantes de los seminarios talmúdicos, así como por ayudas ecónomicas a sus redes de escuelas y hospitales, según se asegura en círculos políticos, aunque Sharon se ha encargado de desmentirlo categóricamente afirmando: 'no he prometido nada a nadie'.
El candidato Barak trató ayer de contrarrestar el apoyo de los religiosos judíos a Sharon con el respaldo de los sectores árabes israelíes, tradicionalmente aliados del laborismo pero que en esta ocasión han decidido abstenerse o votar en blanco en protesta por la muerte de 13 manifestantes de su comunidad en la revuelta del pasado octubre.
Votos perdidos
Barak imploró ayer de nuevo el apoyo de los árabes y desde el Gobierno pidió solemnemente perdón por lo acaecido con un comunicado claro y tajante en el que como primer ministro aseguró 'asumir la responsabilidad de todo lo que ha pasado en este país, incluidos los incidentes en el curso de los cuales los 13 árabes israelíes resultaron muertos'. El primer ministro, dando muestras de oportunismo y ambición, pidió públicamente excusas en su nombre y en el del Gobierno. Es 'muy importante que los ciudadanos árabes israelíes estén convencidos de que nuestro Estado es el de todos y que su sangre es tan querida como la de otros ciudadanos', añadió el dirigente.
Con este acto de contrición público, Barak trató ayer, por enésima ocasión, de lograr el 13% de los votos en manos de los árabes israelíes y repetir así el apoyo masivo que le otorgó esta comunidad en las elecciones de 1999, cuando el 75% de ellos acudió a las urnas y un 95% le apoyó. Sin embargo, este apoyo, que según los cálculos electorales de Barak le permitiría acortar diferencias con Sharon y contrarrestar el apoyo de los religiosos, no llegará nunca a los laboristas. 'Las excusas llegan demasiado tarde', aseguraba ayer el diputado árabe en el Parlamento de Jerusalén Ahmed Tibi, ex asesor del presidente Yasir Arafat, recogiendo el clamor popular de los ciudadanos árabes israelíes, que han decretado el boicoteo a los comicios y tratan de convertir el día de las elecciones en una jornada de homenaje a sus muertos.
A su lado, en este día de protesta, estará también la comunidad drusa -formada por unos 100.000 ciudadanos-, que ayer recibió desde Líbano, a través de su líder religioso-político, Walid Jumblatt, la orden tajante de 'no votar ni por Sharon ni por Barak'.
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