Piedras contra el nuevo primer ministro
Los palestinos anuncian un nuevo Día de la Ira para la jornada electoral
Los 5.000 vecinos de Nahalín se han juramentado para acoger con una batalla de piedras la elección del nuevo primer ministro en Israel. Con este compromiso, los habitantes de este pueblo de Cisjordania se suman a la convocatoria de la dirección de la Intifada, que ha llamado a todos los palestinos de los territorios autónomos a intensificar la lucha mañana martes, fecha de los comicios, participando en un nuevo Día de Ira.
Nahalín, 20 kilómetros al sur de Jerusalén, en los límites de la provincia de Belén, quiere recordar con esta movilización la muerte de cinco de sus vecinos en abril de 1989, durante la primera Intifada, cuando el Ejército israelí entró en el pueblo y empezó a disparar indiscriminadamente contra su gente; un acontecimiento que no olvidarán nunca, gracias al monumento que el Ayuntamiento erigió bajo una encina a la entrada de la localidad.
Coincidiendo con la llamada a la movilización efectuada por el mando de la revuelta a las 'fuerzas nacionales e islámicas', Nahalín amaneció ayer con las carreteras cortadas y bloqueadas por el Ejército israelí, dentro de un plan minuciosamente estudiado por el mando de las tropas en Jerusalén. El objetivo es mantener aisladas hasta después de las elecciones todas las localidades de Cisjordania. El plan incluye el cierre de las carreteras principales, pero también de las secundarias, y además impide el movimiento de su gente.
'El médico no ha podido acudir a la consulta. Ha tenido que atender a los pacientes por teléfono', asegura Omar, el dueño de la única farmacia de la zona y responsable del dispensario local, mientras muestra las estanterías de su establecimiento vacías de medicamentos por falta de suministros. El municipio de Nahalín, asfixiado por tres asentamientos judíos, se prepara para recibir la elección de Ariel Sharon con un nuevo asedio.
Nahalín no está solo. Todo el mundo árabe comparte la inquietud y el desasosiego por la llegada al poder de la extrema derecha en Israel, y se prepara para el combate. Los mensajes de alarma fluyen sin cesar desde Jordania, Egipto, Líbano y Siria, recordando a la población que el ex general Sharon fue el responsable de la invasión de Líbano, en 1982, y de las masacres palestinas de los campos de refugiados de Sabra y Chatila, y causó la nueva Intifada cuando el pasado 28 de septiembre al profanar con su visita la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén.
'Será muy difícil, incluso imposible, que la paz avance con Sharon. Es un hombre de guerra. Su presencia alentará a los extremistas', ha afirmado el primer ministro libanés, Rafic Hariri, respaldando así las declaraciones del presidente egipcio, Hosni Mubarak, que ha amenazado: 'Si Sharon elige la senda equivocada, sabremos cómo actuar'. Por su parte, desde Damasco, el ministro de Asuntos Exteriores, Faruk al Shara, aseguraba que 'Siria no titubeará en adoptar cualquier medida en defensa de sus derechos'. El mundo árabe, como los habitantes de Nahalín, ha decretado el estado de máxima alerta.
[Un palestino de la Yihad Islámica murió la noche del sábado a manos del Ejército israelí cuando intentaba infiltrarse en Israel desde la franja de Gaza.]
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