Aquel minuto de gloria
El jugador del Jaén no olvida el gol que marcó en su debú con el Madrid
José Luis Morales (Madrid, 1973) dice que se le puso la piel de gallina cuando, de regreso de Norteamérica, vio el olivar jiennense desde la ventanilla de su coche. La semana pasada fichó por el Jaén, su octavo club, y espera el tránsfer para jugar. Es el último peldaño de una secuencia en declive que tuvo su pico el 14 de febrero de 1994 en el estadio Bernabéu -le marcó un gol de chilena al Deportivo en su debú- para dar en 2000 con sus huesos en Boston (Estados Unidos) jugando para el New England Revolution en campos de fútbol americano. Y todo, por ese gol al Deportivo. Todo, por ese minuto, 'el más importante', según él, de su carrera.
Un futbolista profesional no es frecuente en Estados Unidos. Sin embargo, Morales lo asumió con espíritu profesional: se sintió parte de un mercado en el que el soccer es simplemente un punto más en la amplia carta de disciplinas. '¿Un bicho raro en Massachusets? ¡No! Esto fue una aventura de seis meses y nada más. He ido buscándome la vida en esto del fútbol. Hay que moverse y conocer gente. Allí estuve con Leonel Álvarez y otros bolivianos. También hice amistad con Stoichkov, que jugaba en Chicago. Además, el fútbol en Estados Unidos está muy bien montado. A los partidos van hasta 20.000 expectadores en campos de una media de 70.000. ¡Y los partidos son televisados! Lo que pasa es que se practican muchísimos deportes y las aficiones se diversifican'.
Morales fue flor de un día para el madridismo. Descarado como era, se convirtió en un hombre indicado para impulsar a unos compañeros agarrotados por miedo a fallar el tiro. La soga se ajustaba al cuello del técnico de entonces, Benito Floro, que le dio salida. Y, a punto del desastre, Morales liberó a sus compañeros -y prolongó la agonía de Floro- con una chilena espectacular. Luego le marcó otro gol decisivo al Atlético y a partir de entonces vivió de esos dos momentos.
'Fue lo más importante de mi carrera y me alegro de que los madridistas lo consideren así', admite. Destituido Floro, la efervescencia del debú se extinguió. Valdano lo mandó al segundo equipo y allí Del Bosque prescindió de él en varias convocatorias. Comenzó su serie de traspasos: Sporting, Mallorca, Logroñés, Numancia y Salamanca.
'No guardo rencor al Madrid y no tengo espinas clavadas', dice. Y asume que si no llegó más alto fue por su culpa. 'No supe aprovechar mis ocasiones. Pero nunca he tenido miedo. Tampoco en Estados Unidos he temido por mi carrera. Siempre cae algo... Si acaso, hay que tener miedo a la muerte. Y, como no tiene solución, tampoco vale la pena'.
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