El Villarreal, en posiciones UEFA
Víctor y Craioveanu acaban con un Alavés que echó de menos a Javi Moreno
En el terreno de juego del Madrigal se encontraba Martín Palermo vistiendo por primera vez la camiseta del Villarreal en un partido oficial. En el Alavés no estaba Javi Moreno, el actual máximo goleador del campeonato, que sostiene con sus tantos al conjunto vasco en la zona tranquila de la clasificación. Palermo no marcó, pero los goles de Víctor, en los primeros minutos, y Craioveanu, al final, fueron suficientes para que el Villarreal certifique el sueño de estar en Europa.
El Alavés careció de gol y Mané debe estar preguntándose aún qué hubiese pasado de estar en el Madrigal su gran goleador, Javi Moreno. El conjunto de Vitoria hizo casi todo bien, menos lo esencial en el fútbol: marcar.
Orden y disciplina, sin embargo, sirvieron al Alavés para amargar los primeros minutos del encuentro al Villarreal. Espeso y falto de fluidez, el conjunto de Víctor Muñoz se las vio moradas para efectuar con criterio dos pases seguidos. El sencillo plan del equipo de Mané pudo muy pronto tener su premio. Jordi erró una clarísima ocasión para adelantar a los suyos, al cruzar el balón en exceso cuando se encontraba solo ante López Vallejo. Dos minutos más tarde de la desafortunada acción de Jordi, Víctor Fernández sí acertó para el Villarreal. El menudo delantero sacó provecho de una excelente dejada de cabeza de Palermo, que ganó la partida en el salto a sus dos marcadores. A pesar del gol en contra, el Alavés siguió con su cometido, al menos hasta las inmediaciones del área de López Vallejo. A diferencia del Villarreal, que con menos juego y elaboración que su rival tuvo en las botas de Víctor y Jorge López un par de ocasiones para erizar el vello al portero vitoriano antes de concluir el primer acto.
La segunda mitad se inició con un mayor ajetreo en las áreas, sobre todo la del Villarreal. La buena visión de juego de Jordi, el trabajo de Desio y el buen hacer de Astudillo llevaron de cabeza a la defensa castellonense, que hubo de trabajar a destajo para deshacer las numerosas ocasiones de que dispuso el Alavés. En esta faceta sobresalió Quique Álvarez, sobrio y rápido en el corte, elegante a la hora de dar salida al balón. A lo que no llegaba el hijo de Quique Costas lo hacía López Vallejo, providencial en un par de acciones con marchamo de gol. Los centrocampistas y delanteros del Alavés se repartieron los errores a la hora de de realizar el último remate. Desesperado, Mané lo intentó todo, y de contar con un solo delantero, Iván Alonso, terminó el encuentro con cuatro. El intento resultó baldío. Hubo gol, pero fue para un Villarreal que se asoma a Europa.
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