'En casa nos da para vivir, pero sin alegrías'

Pregunta. Sesenta y ocho libros y 67 kilos. ¿Los presupuestos dan para tanto?

Respuesta. Y 34 billones. Los presupuestos dan para tantos tomos, pero luego siempre hay alguien que dice que no le han dado lo suficiente.

P. Si de verdad elimina el déficit público, ¿el ministro de Hacienda le pondrá un piso?

R. Yo creo que el piso lo hemos puesto entre mi marido y yo. Y, al fin y al cabo, a mí me pagan para eso.

P. ¿Los presupuestos son la niña de sus ojos?

R. Tengo tres niñas. Digamos que son la cuarta [risas].

P. ¿Cómo los apaña cuando no le cuadran?

R. Hay unas prioridades, que pueden ser las de la inversión, o los gastos sociales, y después vamos ajustando como una especie de puzzle dentro de un marco, priorizando.

P. ¿Quién le pide que pase la brocha o maquille una partida?

R. Nadie.

P. Convénzame de que Rato y Montoro están a partir un piñón.

R. No sé si la puedo convencer o no, pero yo nunca les he visto pegarse.

P. ¿Con qué ministro se pelea más cuando llega el momento?

R. Yo creo que, al final, no me he peleado con ninguno. Aunque tienen estrategias diferentes.

P. ¿Cuál es el más convincente?

R. Es muy convincente Cascos.

P. ¿Y el más pesado?

R. El más insistente es el ministro de Trabajo, Aparicio.

P. ¿Es usted la reina del dinero virtual?

R. Yo creo que todo el dinero que damos nosotros es dinero real. Antes no sucedía, pero, en los últimos años, cuando una partida está en presupuesto, se hace efectiva.

P. Decía virtual porque maneja muchas cantidades, pero no se come una rosca (esperemos).

R. Indudablemente [risas]. Por mis manos no pasa el dinero real. Pasan cifras muy importantes, pero están todas distribuidas.

P. ¿Nunca tiene la tentación de distraer una partidita para casa?

R. No, no. Nunca [risas].

P. Dijo que, con otro sistema de concesión de licencias de telefonía móvil, se hubiera podido reducir la deuda. ¿Cree que Aznar consiguió que le salga el teléfono gratis?

R. Yo creo que a Aznar no le ha salido el teléfono gratis, y que paga sus facturas como todos.

P. ¿Su pescadera le pregunta por el déficit?

R. No, porque, gracias a Dios, no me conoce.

P. ¿En su casa llegan a fin de mes?

R. En mi casa, donde trabajamos los dos, y hay cuatro hijos, estamos justos. Indudablemente, nos llega para vivir, pero sin alegrías.

P. ¿La situación afecta a las pagas semanales de sus hijos?

R. No, pero los administro. No me gusta darles todo el dinero que ellos querrían.

P. Dicen que está desesperada desde que han prohibido el chuletón.

R. En mi casa, chuletones así de grandes, como soy buena administradora, no los tomábamos normalmente. Sí seguimos tomando entrecotes.

P. ¿Con qué hace el caldito?

R. Con gallina y con verduras [risas].

P. Ahí la he pillado: ni caña ni espinazo.

R. Nunca. Ni hueso de cerdo. Siempre lo hemos hecho igual.

P. ¿Qué plato la hace tan feliz como cuadrar los presupuestos?

R. Una buena merluza.

P. ¿Se ha planteado hacer régimen?

R. Siempre hago régimen.

P. ¿De secretaria de Estado a ministra?

R. ¡No, por favor! [risas]. Es algo en lo que no pienso.

P. Eso se lo dirá a todas.

R. Es que no pienso.

P. Se escaquea en las respuestas.

R. Tenga en cuenta que mi padre es de Lugo.

P. ¿Rato y Montoro son los ministros de su vida?

R. De momento, son los ministros que he tenido.

P. ¿Cómo los ve?

R. Rato es coqueto tela, y presumido. Por eso se quita tanto las gafas. Montoro tiene un sentido del humor fantástico.

P. ¿A cuál de los dos se llevaría a una isla?

R. ¿Entre Rato y Montoro? Me llevaría a Javier Bardem.

P. Póngase en la cola.

R. Pues me iría con George Clooney.