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Reportaje:

La dudosa prejubilación de Pujol

Tras la designación de Artur Mas como 'conseller en cap', en CDC ha dejado de ser tabú hablar del retiro de su líder

'Nunca ha dicho que vaya a jubilarse o a dejar de mandar', asegura bromeando el historiador y militante de Convergència Democràtica (CDC) Josep Maria Ainaud de Lasarte. Conoce a Jordi Pujol desde hace más de medio siglo, y ahora que el líder de CiU va camino de los 71 años, se atreve a hablar entre risas de uno de los misterios de la política catalana: ¿cómo será la jubilación de Jordi Pujol i Soley?

El nombramiento de Artur Mas para el cargo de conseller en cap ha abierto puertas a la imaginación. Y muchos se atreven a verbalizar la que durante 21 años de presidencia ha sido palabra tabú referida a Pujol: jubilación. ¿Qué hará en el futuro el hombre que ha movido los hilos del partido y del Gobierno? ¿Será capaz de vivir un apacible retiro el hombre que ha concentrado en sus manos los resortes del poder?

'Nunca ha dicho que vaya a jubilarse o a dejar de mandar', asegura el historiador Josep Maria Ainaud de Lasarte

'Lo controlará todo; se comportará con Artur Mas, en caso de que éste llegue a ser presidente de la Generalitat, como Xabier Arzalluz lo hace con el lehendakari Juan José Ibarretxe. Será Pujol quien lo maneje todo desde la sombra', afirma un político convergente en activo que pide el amparo del anonimato. Esa es la hipótesis generosa de que CiU gane las elecciones autonómicas de 2003. 'Mientras el poder en Cataluña sea convergente, Pujol estará vivo', piensan algunos convergentes. Y tal vez las cosas no serán muy distintas. Ahora mismo, Artur Mas, el delfín, no da un paso sin el conocimiento de su valedor, el hombre que lo ha ungido sucesor y lo ha nombrado conseller en cap.

Y eso a pesar de que Mas ha pasado dos controles: el del partido y el del poderoso entorno familiar de Pujol, el llamado pinyol ('hueso'). La opinión dominante en las filas convergentes es que el presidente de la Generalitat no está preparado mentalmente para jubilarse. Parece condenado a ser prejubilado. No faltan dirigentes de CDC que le auguren que 'los tres años que le quedan [hasta las elecciones del 2003], los vivirá a tope'. De momento pilota con mano firme su sucesión.

Desde las filas de Convergència no falta -eso sí una minoría- quien piense mal: 'Cuando él desaparezca de la escena saldrán cosas'. Hay en CDC quien no olvida a Helmut Kohl, el político democristiano alemán que vio como su prestigio se hundía por problemas de corrupción. Ese mismo dirigente añade: 'Pujol, con Mas, intenta protegerse, como lo intentó Yeltsin con Putin, pero ya veremos'.

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De momento, Pujol trabaja en la sucesión. Esta misma semana ha administrado sus tiempos y los de Mas, ha elegido qué preguntas debía responder él y cuáles su sucesor, durante una conferencia de prensa en Madrid. Era la primera comparecencia pública que hacía con el flamante conseller en cap sentado a su diestra. Dio una lección de liderazgo asistido. Pujol derrocha tanta energía y maneja el poder con tal naturalidad que hace poco creíbles las palabras que pronunció en el canal autonómico. Este era el lírico futuro que describió en TV-3: 'Me gustaría dedicar un año a ver cómo pasa la vida, cómo pasa el tiempo'.

'No le veo como al Charles de Gaulle de Colombey-les-Deux-Églises ', explica Albert Manent, asesor de presidencia en asuntos culturales. 'Hará de hombre de gran autoridad moral sobre el partido, sobre el país y sobre sus gentes', añade. 'Quizá también se dedique a recorrer España para explicar el catalanismo', sugiere. 'Lo que es seguro es que tendrá mucho más tiempo para la lectura y la reflexión, y lo aprovechara', añade Manent en coincidencia con Xavier Trias, presidente del grupo parlamentario de Convergència i Unió en el Congreso de los Diputados. 'Escribirá sobre la globalización, Internet y la identidad cultural', apunta Trias. El líder de los diputados nacionalistas opina que Pujol 'no dará la lata; si Mas gana, se apartará; si pierde, lo ayudará'. En cualquier caso, Trias no ve al actual presidente de la Generalitat haciendo vida contemplativa en el campo: 'Pujol es un urbanita; le gusta la montaña, pero sube y baja picos en un día. No me lo imagino en el campo'.

El montañismo ha sido la metáfora por excelencia del mandato del líder de CiU, que para mostrar su buena forma, a pesar de los años, convocó las elecciones autónomicas de 1999 desde la cima del Aneto.

Alguna pista sobre la jubilación de Pujol la hubiera dado el presidente de la Mancomunitat de Cataluña (predecesora de la Generalitat) Enric Prat de la Riba, quien de no haber muerto prematuramente se habría convertido en otro eterno prejubilado. Pujol, como Prat, es un hombre de partido y de Gobierno. En el partido, en Convergència Democràtica, dan por seguro que Pujol continuará ejerciendo el liderazgo después de haber dejado la presidencia de la Generalitat . 'Los precedentes existentes hacen pensar que luego debería ser presidente de honor de CDC', asegura un alto cargo convergente. Pero ese luego es indefinido.

'Se dedicará a impartir doctrina; es impensable que se quede en casa porque será el líder moral del partido y del nacionalismo catalán', apunta otro dirigente de Convergència. Pero de momento todo queda a medio camino entre la ciencia-ficción y la prudencia porque Pujol no ha creído necesario -tal vez por traición de su subconsciente- preocuparse por su pensión como presidente. Su antecesor, Josep Tarradellas, se garantizó la retribución de unas 400.000 pesetas mensuales. En el País Vasco, los homólogos de Pujol cobran el 100% de su salario como pensión vitalicia en caso de haber estado por lo menos dos años en el cargo.

El Gobierno catalán y la oposición están de acuerdo en buscar una solución, afirmaba recientemente El Periódico de Catalunya. Pero hay que buscar el momento. Y en las filas de CiU esperan que sea Pujol quien mueva ficha. Cualquier alusión a la jubilación puede disgustar al líder indiscutible si él la considera hecha a destiempo. 'No existen precedentes en España porque Suárez renunció; Felipe González perdió...', manifiesta un parlamentario de Convergència.

Los ex presidentes del Gobierno español tienen una partida de 15 millones de pesetas establecida en los Presupuestos Generales del Estado. Sólo el veterano Manuel Fraga está en el caso de Pujol. 'Con la diferencia de que el presidente catalán se jubilará y el presidente gallego morirá en el cargo', subraya otro dirigente de CDC. Las paradojas de la historia han querido que dos ex antagonistas políticos -Pujol en el antifranquismo y Fraga desde el poder dictatorial- tengan coincidencias al final de sus mandatos. Ninguno de los dos parece plantearse en su fuero interno la necesidad de jubilarse y ambos viven un final de ciclo agitado.

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