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Reportaje:

Dimisión por prescripción médica

El estrés psicofísico por falta de sueño amenaza con poner fin a la carrera de Sacchi

Diego Torres

Alertados por el estado de salud de Arrigo Sacchi, los médicos le recomendaron el domingo pasado que dejara su puesto de entrenador del Parma 20 días después de haberlo ocupado. Sacchi padecía insomnio. Apenas conciliaba el sueño desde hacía días y su cuerpo comenzó a padecerlo. Así es que, acorralado por lo que las emisoras locales de la Regio Emilia calificaron ayer de 'estrés psicofísico', presentó la dimisión.

El entrenador más influyente de los últimos 30 años en el fútbol italiano llegó al final de su carrera. La noticia se extendió durante el mediodía de ayer por las emisoras mientras el Parma se preparaba en Udine para jugar un partido de las semifinales de la Copa italiana (perdió 2-1). Ausente de los entrenamientos desde hacía tres días -el club alegó una gripe-, tampoco se desplazó a Udine por prescripción médica.

'Si seguía entrenando, iba a matarse', aseguró ayer Vincenzo Pincolini, amigo de Sacchi que trabajó junto a él en la selección italiana y en el Milan como preparador físico. 'Arrigo vive con una intensidad enorme. Cada entrenamiento, cada momento. Es su forma de vivir y de sentir una profesión. Y si funcionas a tope permanentemente, te pasa como a los ordenadores, que llega un momento en que los números se te calientan... Él no quería entrenar pero el Parma insistió. Le ofrecieron un puesto como director general deportivo. Pero habría sido igual. En el banquillo o en la grada, Arrigo tenía corazón de entrenador'.

Desde el 9 de enero pasado, Sacchi (Fusignano, 1946) se hizo cargo del Parma, el club que dirigió a mediados de los ochenta (de 1985 a 1987). Aquél fue su banco de pruebas para un sistema que aplicaría en el histórico Milan de principios de los noventa: 4-4-2 en zona, achique de espacios, presión en 'todo el campo y a todo tiempo' y juego rápido en el terreno contrario, al borde del mecanicismo. El éxito -dos Copas de Europa, un scudetto, dos Supercopas- lo llevó a la selección y a disputar la final del Mundial de Estados Unidos 94 contra Brasil. Cayó en los penaltis.

Desde el Mundial, en el verano de 1994, el técnico sufrió estrés. La penúltima estación de Sacchi en un banquillo transcurrió en el Atlético de Madrid. Dimitió después de seis meses irregulares. Los jugadores le recuerdan como un hombre febril, de hombros contraídos, cargado hacia adelante y de paso ligero. Se ensimismaba sin falta en un discurso monolítico y recurrente. No tardó en perder el sueño. En las concentraciones, no fue raro que se paseara por los pasillos de los hoteles golpeando puertas de madrugada. A Juninho lo despertó una vez para hablarle de su idea de la 'presión' y la búsqueda de espacios. A Kiko lo levantó a las tres de la mañana para recordarle que repasara un vídeo.

Al dejar el Atlético, Sacchi dijo que aquella sería su última experiencia como entrenador: se retiraba. Sus colaboradores señalan que padecía una enorme tensión mental. Estaba agotado. No quería volver a dirigir a equipo alguno.

Durante los últimos meses, Sacchi opinó sobre fútbol en la televisión italiana. Fue un habitual de la última Eurocopa y la Liga de Campeones que ganó el Madrid al Valencia, en París. 'El Madrid está convencido de que el título le corresponde y el Valencia no', aseguró antes del partido. 'Ésa es la diferencia'.

Reapareció a regañadientes en un banquillo hace 23 días, en Parma, para sustituir a Alberto Malessani después de que el club insistiera en incorporarle. Desde entonces el Parma no ha mejorado su juego y ha empatado dos partidos y ganado otro. El domingo derrotó al Verona: 0-2. El próximo entrenador será Renzo Ulivieri.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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