Dumas amenaza con ocuparse de "ciertos magistrados"
El ex ministro de Exteriores francés y ex presidente del Consejo Constitucional, Ronald Dumas, perdió ayer los nervios en la sala de audiencia donde se le juzga a él, a su antigua amante, Christine Deviers-Joncour, y a cuatro ex altos cargos de la compañía Elf-Aquitaine, uno de ellos en rebeldía. Tras dos días en que el fiscal del caso ha procurado subrayar las contradicciones en que incurre Dumas, éste último, que mostró gran aplomo durante las primeras sesiones, estalló: '¡Un día voy a ocuparme yo de ciertos magistrados...!' La presidenta del tribunal preguntó si eso era una amenaza y suspendió la sesión. Más tarde, aconsejado por su abogado, Dumas pidió excusas.
Antes de que se produjera el incidente, Dumas y su ex amante se habían enfrentado a propósito de seis estatuillas griegas que la mujer regaló al ex ministro en diciembre de 1990, procedentes de una subasta en la que pagó 264.000 francos (6,6 millones de pesetas) por 13 objetos. La amante explicó que el número dos de Elf, Alfred Sirven -actualmente fugitivo de la Justicia francesa- le envió a la subasta provista de 300.000 francos en efectivo, diciéndole: 'Elf puede hacer este regalo al ministro'. Christine Deviers-Joncour, con aire ingenuo, siguió declarando ante el tribunal: 'Él [Dumas] me dijo que era la primera vez que una mujer le hacía tal regalo. Y yo le dije: es de Elf'.
Dumas protestó: nunca supo que el dinero procedía de Elf. También él había ofrecido magníficos regalos a su amante, entre ellos un dibujo de Picasso. La mujer reveló de pronto que lo había vendido por 400.000 francos (10 millones de pesetas) para pagar, según dice, a sus abogados.
Tras el debate sobre los regalos, el fiscal invitó a Dumas a explicar el origen de una entrada en sus cuentas de 10 millones de francos (250 millones de pesetas). Entonces se produjo el incidente:
Dumas. Aquí se han usado todos los medios contra mí (...) mis cuentas han sido investigadas remontándose a los últimos 15 ó 20 años y han sido denunciadas a la Administración fiscal (...) todo por tratarse de un hombre público, como se ha convertido en una costumbre en esta República.
Fiscal. Constato, una vez más, que usted no ha contestado a preguntas concretas que he planteado.
Dumas. ¡Esto es una vergüenza!
Fiscal. Por favor...
Dumas. ¡Un día voy a ocuparme de algunos magistrados y va usted a ver lo que va a ocurrir...!
Esta afirmación, acogida con muchos rumores por el público que llenaba la sala, provocó la suspensión de la vista.
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