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Crítica:OCTAVOS DE FINAL | EUROLIGA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El Madrid se regodea

Espectacular triunfo de los de Scariolo ante un Buducnost mísero

Cuentan las estadísticas que el Buducnost, amén de ser el vigente campeón de Yugoslavia, que no es poco, acumula la friolera de 46 triunfos consecutivos en su campeonato. Un rival serio era éste, de suficiente entidad como para comprobar el tono del Madrid tras el descanso de la pasada semana. Y como las estadísticas, que se sepa, no mienten, pues habrá que concluir que el tono del Madrid es una barbaridad, una cosa mala. El Madrid hizo ayer un ejercicio sublime y destrozó a aquel cuarto y mitad de rival que se le puso enfrente, con perdón de las estadísticas. Los de Scariolo se detuvieron en el deliete y se divirtieron de lo lindo. Poco tardaron en dejar hechos los deberes, en el primer cuarto, que cerraron con un significativo 23-12, y luego se dedicaron a aquello del regodeo.

REAL MADRID 91 | BUDUCNOST 63

Real Madrid: Djordjevic (14), Alberto Angulo (4), Lucio Angulo (7), Meek (12), Struelens (18); Zidek (9), Raúl López (4), Milic (7), Iturbe (10) y Herreros (6). Buducnost: Kuzmanovic (9), Rakocevic (9), Vukcevic (3), Milojevic (3), Tomasevic (24); James (9), Obradovic (6), Radonjic, Sekulic y Radunovic. Árbitros: Stokes (Inglaterra), Mpotitsis (Grecia) y Chiari (Italia). Unos 4.000 espectadores en el Saporta.

Allá por el minuto siete, el marcador rezaba un humillante 19-3. Tres puntitos en siete minutos. Ésa fue la producción del Buducnost en el inicio, cegado como se quedó ante una defensa, la madridista, modélica, repleta de alternativas. Los blancos crisparon el gesto y Struelens se encargó de dinamitar la inspiración de Dejan Tomasevic, uno de eso tipos que marcan diferencias y que ayer miró a un lado y a otro preguntándose, quizá, de dónde habían salido tantos enemigos, los que vestían de blanco y los que vestían como él.

Lo mismo dio que más allá del perímetro el Madrid anduviera escaso de puntería. No se cebó en esa tarea el equipo blanco, pero sí lo hizo su rival, que cerró el partido con una tarjeta dolorosa: 2 canastas de 22 intentos. El Madrid se sentía a gusto en aquel escenario, quizá porque cualquier contratiempo permite a Scariolo echar un vistazo al banquillo y frotarse las manos. Que llega Struelens a la tercera personal, ahí sale Iturbe. Que Djordjevic tuerce el gesto, turno para Raúl López. El descanso lo dejó todo listo para sentencia (41-31) y sólo quedó esperar si se produciría la reacción del campeón yugoslavo. Y esperando seguían los allí presentes cuando un parcial de 12-0 dibujó en el marcador un 67-43 demoledor, mientras Iturbe se retiraba de la canasta, tras dejar una bandeja, limándose las uñas.

Lo que quedó fue un festival del Madrid. Como si de un concurso de mates se tratara, o de pases imposibles, sin mirar al socio, por la espalda, a todo tren... El escenario ideal para que Milic se ajustara el pantalón y decidiera intervenir. Le buscó Raúl López para ejecutar un aley-hoop y el esloveno se vio tan sobrado que voló, cazó aquel balón de espaldas y de espaldas lo incrustó en la canasta. Para entonces allí no había más historia que la quisiera el Madrid. Para entonces, el Buducnost, con sus estadísticas bajo el brazo, estaba muerto y enterrado.

El Tau también gana

A lo grande empezó el Tau Vitoria. Ganó en Atenas al Peristeri, el líder de la Liga griega, o mejor dicho, ganó al equipo de Alphonso Ford (41 puntos). El equipo vitoriano, al que los resultados con marcador ajustado se le habían atravesado durante esta temporada, decidió el partido con una genialidad de una de sus principales estrellas, el lituano Saulius Stombergas, con un triple, a falta de cinco segundos, decisivo.

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