'La burocracia puede ahogar cualquier iniciativa en investigación y desarrollo'
Arthur J. Carty preside desde 1994 el National Research Council (NRC) de Canadá, un organismo que podría suponerse paralelo al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España pero que en realidad es bastante distinto. Aunque Canadá y España tienen una población similar (30 millones de habitantes el primero, 40 millones el segundo) el NRC canadiense cuenta con sólo 17 institutos de investigación, todos de ciencias, frente a los más de 100 del CSIC (con una considerable sección de humanidades) y ha sufrido una profunda reorganización en la última década que el CSIC todavía espera. Carty visita España esta semana para explorar formas de colaboración con los organismos españoles de ciencia y tecnología.
'El dinero convierte la investigación en conocimiento, y la innovación, el conocimiento en dinero'
Tras pasar una fuerte crisis presupuestaria en 1996, el CNR, que depende orgánicamente del ministerio canadisense de Industria (aunque tiene una gran autonomía), se ha convertido en el principal brazo ejecutor de una agresiva política gubernamental para conseguir completar el ciclo que lleva desde la investigación básica al mercado, pasando por la investigación aplicada y el apoyo a la innovación. Entre sus ofertas incluye la posibilidad de permisos con sueldo y sin sueldo para los cientificos e ingenieros que quieran arriesgarse a crear pequeñas empresas innovadoras. La apuesta gubernamental en favor de la investigación y desarrollo incluye también un esfuerzo por recuperar científicos canadienses emigrados a Estados Unidos, su poderoso vecino, mediante la creación de 200 cátedras en universidades dotadas durante los primeros cinco años por el Gobierno federal. El número de cátedras que corresponde a cada universidad lo decide el Gobierno, pero las universidades deciden a quiénes ofrecen las cátedras disponibles y pueden complementar el sueldo de los fichados.
Pregunta. ¿De qué recursos dispone?
Respuesta. Tenemos 3.300 trabajadores contratados, no funcionarios, y otros 1.000 en programas de colaboración. De los contratados, unos 2.000 son científicos e ingenieros y un tercio son temporales. El presupuesto para este año alcanzará los 650 millones de dólares [115.000 millones de pesetas].
P. ¿Cuánto invierte Canadá en I+D?
R. Estamos en el 1,5% del Producto Interior Bruto, lo que no es mucho, pero hay que tener en cuenta que en Canadá más del 60% de la I+D la hace la empresa y el PIB ha aumentado mucho en los últimos años. Aunque el Gobierno federal invierta más, no todo depende de él. El compromiso gubernamental es alcanzar el doble del porcentaje actual para 2010. Habrá que incentivar todavía más a las empresas.
P. ¿Cómo se moderniza un organismo como el NCR, que tiene 85 años?
R. Con la disminución del presupuesto en 1996 tuvimos que reestructurarnos, eliminamos varias áreas de investigación, convencimos a algunas para que se transformaran en centros tecnológicos autónomos, con su propia financiación. Estamos creando nuevos institutos, pero son interdisciplinarios, porque así es como funcionan la ciencia y la tecnología hoy en día. También utilizamos el dinero nuevo para convencer a los grupos de investigación de que cambien de enfoque. Eso es lo que hemos hecho con el dinero que nos dio el Gobierno hace dos años para genómica y salud. Los institutos que lo querían tenían que aportar igual cantidad de su propio presupuesto, ya que son bastante autónomos.
P. ¿Qué otras cosas hacen?
R. En las provincias atlánticas estamos creando las llamadas agrupaciones tecnológicas, grupos de empresas que se dedican a una nueva tecnología, para llevar la nueva economía a áreas no desarrolladas. Creamos nuevos institutos para desarrollar algo nuevo de la nada.
P. ¿Cuál es su principal función?
R. Yo siempre digo que lo nuestro es el conocimiento y la innovación, transformarlos en beneficio para la sociedad Se puede decir que el dinero convierte la investigación en conocimiento y la innovación convierte el conocimiento en dinero. Tratamos de transferir el conocimiento a las empresas, tenemos un enfoque muy agresivo de la innovación, y ya tenemos buenos ejemplos de éxitos. Una de las cosas que hacemos es incubar empresas, les damos espacio junto a nuestras instalaciones y ayuda tecnológica y científica, hasta que pueden volar por sí mismas, pero no regalamos nada.
P. ¿Qué importancia tiene la investigación básica en este ciclo?
R. Invertir en investigación básica es fundamental para que nuestra oferta sea interesante para la industria. No se puede atraer a la industria si no se dispone de gente excelente, de programas excelentes. En microelectrónica, por ejemplo, empezamos hace 20 años un programa de películas delgadas, y hasta que pasaron cinco años la industria no se interesó, pero actualmente tenemos tanta demanda que no la podemos cubrir y nuestra tecnología es única en el mundo. Ahora empezamos con la nanotecnología y pasarán varios años antes de que la industria se interese.
P. ¿Cuáles son los puntos fuertes de la ciencia y tecnología canadienses?
R. El área de tecnologías de la información es muy fuerte, especialmente la fotónica. Pero también la astronomía, que es la tercera del mundo. Y en física, dispositivos cuánticos, microscopía de efecto túnel...
P. El NRC tiene un programa de asistencia a la investigación en la industria considerado modelo, que se llama IRAP. ¿Cómo funciona?
R. Trabajamos sólo con empresas pequeñas y medianas (hasta 500 empleados). Tenemos una red de asesores y todo se hace de forma bastante estricta. No damos dinero a cualquiera y tenemos un programa de evaluación de cada etapa del desarrollo de un nuevo producto en la empresa a la que asistimos, a la que cobramos servicios y en la que tenemos participación.
P. Todo eso supone bastante burocracia.
R. Es verdad que existe un punto de difícil equilibrio El programa IRAP es eficiente y fácil de aplicar, pero si se empiezan a hacer muchas preguntas, llega un momento en que tanta pregunta se convierte en contraproducente. La burocracia en la Administración puede fácilmente ahogar cualquier buena iniciativa y eso nos preocupa bastante. Tenemos que mantenernos es ese punto de equilibrio mediante evaluaciones y comprobaciones continuas para gastar bien el dinero.
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