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Quini estuvo 25 días en un sótano y Di Stéfano fue retenido dos

Con barba de 25 días y delgado como nunca, Enrique Castro, Quini, cerró con un abrazo al presidente del Barcelona, Josep Lluís Núñez, y a su esposa, Mari Nieves, el largo episodio que mantuvo en vilo a todo el país en marzo de 1981.

El secuestro del entonces delantero azulgrana fue perpetrado por tres electricistas que intentaban escapar de sus penurias económicas y que pidieron 100 millones de pesetas por el rescate. Quini perdonó posteriormente a sus captores y renunció a la indemnización que debían pagarle. El fiscal pidió 21 años de prisión para cada uno de los implicados y, finalmente, tan sólo fueron condenados a diez.

Durante las tres semanas y media que duró su cautiverio, Quini fue obligado a permanecer en el sótano de un taller de Zaragoza. La acción empezó cuando el jugador asturiano se fue desde el Camp Nou, tras un partido contra el Hércules, a su domicilio para cambiarse de ropa con la intención de dirigirse a continuación al aeropuerto de El Prat de Llobregat para recoger a su mujer, que volvía de un viaje.

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Las conversaciones con sus secuestradores para lograr su liberación se llevaron a través de los también barcelonistas Alexanco y Olmo. Finalmente, el 25 de marzo, la policía consiguió liberar a Quini y detener a quienes le retenían.

El Barcelona iba el segundo en la Liga cuando Quini fue hecho cautivo y durante su ausencia ninguno de sus compañeros vistió la camiseta con su número, el 9. Ramírez fue su sustituto ante el Atlético de Madrid, el primer rival contra el que jugó sin él. Los rojiblancos eran los líderes, aunque el campeonato acabó ganándolo la Real Sociedad.

Susto en Caracas

Alfredo di Stéfano también fue víctima de un secuestro cuando jugaba con el Real Madrid. El suceso ocurrió el 25 de agosto de 1963 en Caracas, donde se disputaba la pequeña Copa del Mundo. Sus secuestradores, miembros de las Fuerzas Armadas de Liberación, que trataban de derrocar al presidente Betencourt, le liberaron dos días después cerca de la embajada española.

El 2 de mayo de 1994 fue secuestrado el padre de Romario, entonces jugador del Barcelona. Edevair de Souza estuvo en manos de un grupo de individuos durante seis días hasta que la policía militar de Brasil consiguió liberarlo. Por su libertad se pidió un rescate de 1.400 millones.

El guardameta mexicano Jorge Campos también vivió días difíciles por el secuestro de su padre, Álvaro, en febrero de 1999 en las cercanías de Acapulco. Álvaro Campos fue puesto en libertad el 23 de febrero. La policía alemana, en noviembre de 1999, frustró los planes de tres individuos de secuestrar a la hija y la esposa de Sammer, del Borussia Dortmund.

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