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Entrevista:JOHN T. CHAMBERS | Presidente de Cisco Systems

'Todos los negocios serán de Internet' El 'predicador' de las nuevas tecnologías asegura que no ha habido ningún fenómeno económico en la historia 'que haya tenido la influencia de la red' y considera que 'la mayoría de los legisladores no entiende la nueva economía'

John T. Chambers tiene una doble personalidad, la del gestor y la del guru. Como presidente ejecutivo de Cisco Systems, Chambers es uno de esos hombres de negocios que aparecen de manera recurrente en las listas de los más admirados por los empresarios estadounidenses. En los siete años que lleva al frente de Cisco, Chambers ha conseguido que este fabricante de equipos de telecomunicaciones multiplique por 26 sus ingresos, y que sea número uno o dos en los 40 mercados en los que opera; de hecho, en el negocio de los routers, los equipos que controlan el tráfico de Internet, lo hace casi de manera monopolística, con un 70% del negocio mundial. El interés por Internet de Chambers, que casi roza la obsesión, ha convertido a Cisco en la que es, probablemente, la primera empresa realmente internauta del mundo, ya que realiza más del 80% de sus transacciones por la Red. Internet es parte de la vida en Cisco. Los empleados pueden, por ejemplo, contemplar desde su monitor las evoluciones de sus hijos en la guardería de la compañía.

'Ayudar a gobiernos a cambiar la educación es estimulante, pero también asusta un poco' -

Desde hace un par de años, John Chambers es, además, el Predicador -con mayúsculas- de Internet. El pasado año se reunió con 12 jefes de Estado y primeros ministros, incluidos el rey Abdalá II de Jordania, el británico Tony Blair o el chino Jiang Zemin, y con presidentes de grandes multinacionales como Jack Welch, de General Electric. Chambers se reunirá muy pronto con José María Aznar, aunque prefiere no hablar de ello 'por razones de seguridad', explica. El mensaje es el mismo para todos: 'La mejor política es una economía fuerte, y la mejor manera de conseguir una economía fuerte es tener una infraestructura de red fuerte; es sorprendente cómo esto se ha convertido en uno de los tres o cuatro factores que determinan el futuro de un país', explica, en una sala de reuniones del enorme campus de la compañía en San José (California).

Chambers, de 53 años, es locuaz y habla a la velocidad del rayo, hasta el punto de que su secretaria graba sus mensajes y muchas veces debe reproducirlos a menor velocidad para poder entenderle. Es, además, extremadamente amable y muy precavido. Siempre utiliza el plural mayestático cuando expresa sus opiniones, y además las explica muy bien cuando se trata de cuestiones sensibles, como su idea de que los Gobiernos deberían mantener sus manías reguladoras lejos del 'nuevo mundo'.

Pregunta. El enfriamiento de la economía estadounidense está causando problemas a las compañías de telecomunicaciones y de tecnología. Si sus clientes dejan de invertir, ¿cómo afectará a sus cuentas?

Respuesta. Estamos sometidos, como cualquier otro, a que la economía vaya bien, porque si se reduce el consumo, evidentemente nos afectará. No somos inmunes a la recesión. Cuando presentamos los resultados del último trimestre ya dijimos que tendríamos menos visibilidad en los próximos dos trimestres.

P. Cisco ha perdido, además, un 50% de su valor bursátil desde el pasado abril. ¿Qué ha pasado?

R. Siempre hemos tomado las decisiones a largo plazo. Si la industria sigue creciendo a niveles del 30% al 50% anual, y nosotros lo hacemos bien, las acciones nos seguirán. Pero no podemos controlar lo que hace el mercado en un periodo de tiempo dado; conozco a muy poca gente que entienda las tendencias del mercado.

P. Después de la quiebra de muchas puntocom, hay gente que piensa que las expectativas a corto plazo sobre el poder de Internet se han exagerado.

R. Al contrario. En Cisco estamos ahorrando 1.400 millones de dólares al año gracias al uso de Internet, y esto significa un tremendo incremento de la productividad en casi cualquier aspecto de la empresa. Lo que ha pasado es, en esencia, que los inversores de la Bolsa se habían convertido en capitalistas de riesgo. Los capitalistas de riesgo invierten en diez empresas, conscientes de que seis o siete de ellas van a fracasar y una o dos serán goles. Así, el accionista medio se convierte en capitalista de riesgo, tanto si lo sabe como si no, y se financian ideas que probablemente no se deberían financiar.

P. Pero, ¿cuál es el impacto concreto que está causando la Red sobre la economía?

R. La Red lo cambiará todo, desde la atención sanitaria a la educación, y en la economía no sólo cambiará la productividad de un país, sino también el PIB. Las cifras más recientes en Estados Unidos mostraban un aumento del 3% en la productividad este año. Si se puede mantener este ritmo durante los próximos 25 años, el estándar de vida del ciudadano estadounidense se doblará. Así que, tanto si considera el nivel de vida para un individuo o el crecimiento del PIB, como la productividad y rentabilidad de una compañía, no ha habido ningún factor en la historia, desde la revolución industrial, que haya tenido la influencia que tiene Internet. Las empresas que no han entendido esto, simplemente, se están quedando atrás.

P. ¿Y cuál es la diferencia entre las empresas que lo han entendido y las que no? ¿La visión del presidente ejecutivo?

R. Tiene razón. Al principio, yo pensaba que era un asunto de educación, que el cambio estaría basado en los conocimientos. No es así. Una vez que el presidente ejecutivo o los líderes de un Gobierno comprenden que Internet va a determinar el futuro, entonces cambian su conducta. Nosotros no éramos distintos cuando nos metimos en esto. Yo quería integrar Internet en cada aspecto de la compañía, pero necesitaba añadir 2.000 personas sólo para poder atender las exigencias el cliente, y tenía 2.000 en toda la empresa. Y no me quedó más remedio que hacerlo.

P. Y ¿cuál es la fecha tope para que una empresa esté en Internet?

R. Yo diría que para el final de esta década no habrá ningún negocio importante que no sea un negocio Internet. Eso no significa que vayan a desaparecer los ladrillos y el cemento, pero si se está funcionando en una base global, no hay opción. No hay ningún proveedor de Cisco, y son cientos, que no trabaje en la Red. Y si no puede hacerlo, no es un proveedor.

P. Usted ha hablado con algunos de los personajes más influyentes del mundo. ¿Por qué quieren reunirse con usted?

R. Me gustaría decir que se reúnen conmigo porque soy encantador, pero está claro que no es por eso. Si mira lo que hacen ahora todas las empresas y países del mundo, nosotros lo hemos hecho antes. Ellos ven a Cisco como la compañía de Internet que lo ha hecho todo, en prácticamente todas las categorías de la Red, y también hemos sido capaces de enseñar a otros. Podemos compartir nuestras experiencias y las de los otros.

P. Y entre esas experiencias, ¿las hay negativas? ¿Cuáles son los problemas que ha encontrado por estar tan volcados en Internet?

R. Hay que tomar las decisiones mucho más deprisa. Déjeme que ponga un ejemplo: cuando terminó el último trimestre, los empresarios más importantes de Estados Unidos se dieron cuenta de que diciembre sería peor de lo esperado, así que empezaron a recortar inventario y cambiaron sus planes de gastos o contratación. Nuestro problema ha sido el Gobierno, la Reserva Federal, que recorta los tipos de interés un mes más tarde. Uno de los peligros es que, si las empresas están funcionando con el sistema y el Gobierno no lo hace, el Gobierno está tomando decisiones a un ritmo del viejo mundo.

P. Mucha gente en Silicon Valley cree que es mejor que el Gobierno no toque la tecnología. Usted está entre los asesores del nuevo presidente George Bush. ¿Qué piensa decirle al respecto?

R. Conozco muy bien al presidente Bush y he tenido el honor de reunirme con él muchas veces en los dos últimos años. Él entiende muy bien esta nueva economía, y compartimos bastantes ideas. Es interesante que la industria creciera más cuando casi no había normativa gubernamental y, cuando ya teníamos más éxito, empezaron las reglamentaciones, que tendían a ser bastante restrictivas. Una vez dicho esto, el Gobierno tiene preocupaciones muy realistas, entre ellas la seguridad y la intimidad. Si las empresas no siguen esta línea, entonces el Gobierno tendrá que intervenir. Pero si intentas aplicar las normas que se concibieron para la revolución industrial, es muy posible que no sólo no funcionen, sino que tengan el efecto contrario. Creemos que lo mejor es que eduquemos al Gobierno y trabajemos juntos para lograr una economía más fuerte. Ésa es la relación que tenemos en Estados Unidos, en el Reino Unido, en China, y que estamos desarrollando en la India. Es también una relación que me gustaría desarrollar en España.

P. ¿Cree que puede existir una legislación internacional sobre Internet?

R. Me decepcionaría mucho si existiera una autoridad internacional que controlase Internet, porque la mayoría de los legisladores gubernamentales son buena gente, pero no comprenden esta nueva economía. Recuerde que los altos funcionarios de Gobierno de todo el mundo ni siquiera la comprendían hace dos años. Probablemente sea ilusorio e injusto preguntar a alguien que no procede de ese entorno y trabaja en el Gobierno, y esperar que se meta en ello y lo comprenda. En segundo lugar, basarán su experiencia en el pasado. Antes, cuando conducías por una autopista podías saber qué tenías delante y qué es lo que ya habías visto. Ésta es una nueva autopista, se conduce 10 veces más rápido, tiene curvas, puntos de aceleración, lluvia, cruces. Si miras en el retrovisor, te sales de la carretera. Así que tienes que ser realista a la hora de facultar a alguien... Incluso los chinos comprenden esto.

P. Parece que últimamente trabaja más como guru que como hombre de negocios. ¿Se siente a gusto con ese papel?

R. Bueno, la tecnología me parece muy interesante, pero lo que me encanta de ella es la manera en que cambia la forma en que trabajamos, vivimos, jugamos, aprendemos. Además, mis padres me enseñaron que la educación es lo que permite igualar a la gente. ¿Quién hubiera podido pensar que un niño de Virginia Occidental terminaría en Silicon Valley, en una de las compañías más influyentes? Si alguien me hubiera dicho que iba a dar el 52% de mis opciones a colaboradores yo hubiera dicho que eso era socialismo. Pero, de hecho, es la forma definitiva del capitalismo, y funciona muy bien. Y si alguien me hubiera dicho que me iba a asociar con el Gobierno para cambiar la educación yo habría dicho: 'Eso no sucederá nunca'. Y sin embargo, aquí nos tiene. Y es tan estimulante, es algo que te hace ser humilde y te asusta un poco. Pero uno casi nunca tiene una posibilidad de cambiar el mundo. Si intentas cambiar el mundo, tienes que enfocarlo de una forma en que nadie lo haya hecho antes, porque, aunque lo estés intentando duramente, otras personas muy inteligentes lo han intentado y no han obtenido resultados.

P. ¿Y usted cree que puede cambiar el mundo?

R. Internet y la educación pueden hacerlo. Y Cisco puede desempeñar uno de los papeles más importantes en ello.John T. Chambers tiene una doble personalidad, la del gestor y la del guru. Como presidente ejecutivo de Cisco Systems, Chambers es uno de esos hombres de negocios que aparecen de manera recurrente en las listas de los más admirados por los empresarios estadounidenses. En los siete años que lleva al frente de Cisco, Chambers ha conseguido que este fabricante de equipos de telecomunicaciones multiplique por 26 sus ingresos, y que sea número uno o dos en los 40 mercados en los que opera; de hecho, en el negocio de los routers, los equipos que controlan el tráfico de Internet, lo hace casi de manera monopolística, con un 70% del negocio mundial. El interés por Internet de Chambers, que casi roza la obsesión, ha convertido a Cisco en la que es, probablemente, la primera empresa realmente internauta del mundo, ya que realiza más del 80% de sus transacciones por la Red. Internet es parte de la vida en Cisco. Los empleados pueden, por ejemplo, contemplar desde su monitor las evoluciones de sus hijos en la guardería de la compañía.

Desde hace un par de años, John Chambers es, además, el Predicador -con mayúsculas- de Internet. El pasado año se reunió con 12 jefes de Estado y primeros ministros, incluidos el rey Abdalá II de Jordania, el británico Tony Blair o el chino Jiang Zemin, y con presidentes de grandes multinacionales como Jack Welch, de General Electric. Chambers se reunirá muy pronto con José María Aznar, aunque prefiere no hablar de ello 'por razones de seguridad', explica. El mensaje es el mismo para todos: 'La mejor política es una economía fuerte, y la mejor manera de conseguir una economía fuerte es tener una infraestructura de red fuerte; es sorprendente cómo esto se ha convertido en uno de los tres o cuatro factores que determinan el futuro de un país', explica, en una sala de reuniones del enorme campus de la compañía en San José (California).

Chambers, de 53 años, es locuaz y habla a la velocidad del rayo, hasta el punto de que su secretaria graba sus mensajes y muchas veces debe reproducirlos a menor velocidad para poder entenderle. Es, además, extremadamente amable y muy precavido. Siempre utiliza el plural mayestático cuando expresa sus opiniones, y además las explica muy bien cuando se trata de cuestiones sensibles, como su idea de que los Gobiernos deberían mantener sus manías reguladoras lejos del 'nuevo mundo'.

Pregunta. El enfriamiento de la economía estadounidense está causando problemas a las compañías de telecomunicaciones y de tecnología. Si sus clientes dejan de invertir, ¿cómo afectará a sus cuentas?

Respuesta. Estamos sometidos, como cualquier otro, a que la economía vaya bien, porque si se reduce el consumo, evidentemente nos afectará. No somos inmunes a la recesión. Cuando presentamos los resultados del último trimestre ya dijimos que tendríamos menos visibilidad en los próximos dos trimestres.

P. Cisco ha perdido, además, un 50% de su valor bursátil desde el pasado abril. ¿Qué ha pasado?

R. Siempre hemos tomado las decisiones a largo plazo. Si la industria sigue creciendo a niveles del 30% al 50% anual, y nosotros lo hacemos bien, las acciones nos seguirán. Pero no podemos controlar lo que hace el mercado en un periodo de tiempo dado; conozco a muy poca gente que entienda las tendencias del mercado.

P. Después de la quiebra de muchas puntocom, hay gente que piensa que las expectativas a corto plazo sobre el poder de Internet se han exagerado.

R. Al contrario. En Cisco estamos ahorrando 1.400 millones de dólares al año gracias al uso de Internet, y esto significa un tremendo incremento de la productividad en casi cualquier aspecto de la empresa. Lo que ha pasado es, en esencia, que los inversores de la Bolsa se habían convertido en capitalistas de riesgo. Los capitalistas de riesgo invierten en diez empresas, conscientes de que seis o siete de ellas van a fracasar y una o dos serán goles. Así, el accionista medio se convierte en capitalista de riesgo, tanto si lo sabe como si no, y se financian ideas que probablemente no se deberían financiar.

P. Pero, ¿cuál es el impacto concreto que está causando la Red sobre la economía?

R. La Red lo cambiará todo, desde la atención sanitaria a la educación, y en la economía no sólo cambiará la productividad de un país, sino también el PIB. Las cifras más recientes en Estados Unidos mostraban un aumento del 3% en la productividad este año. Si se puede mantener este ritmo durante los próximos 25 años, el estándar de vida del ciudadano estadounidense se doblará. Así que, tanto si considera el nivel de vida para un individuo o el crecimiento del PIB, como la productividad y rentabilidad de una compañía, no ha habido ningún factor en la historia, desde la revolución industrial, que haya tenido la influencia que tiene Internet. Las empresas que no han entendido esto, simplemente, se están quedando atrás.

P. ¿Y cuál es la diferencia entre las empresas que lo han entendido y las que no? ¿La visión del presidente ejecutivo?

R. Tiene razón. Al principio, yo pensaba que era un asunto de educación, que el cambio estaría basado en los conocimientos. No es así. Una vez que el presidente ejecutivo o los líderes de un Gobierno comprenden que Internet va a determinar el futuro, entonces cambian su conducta. Nosotros no éramos distintos cuando nos metimos en esto. Yo quería integrar Internet en cada aspecto de la compañía, pero necesitaba añadir 2.000 personas sólo para poder atender las exigencias el cliente, y tenía 2.000 en toda la empresa. Y no me quedó más remedio que hacerlo.

P. Y ¿cuál es la fecha tope para que una empresa esté en Internet?

R. Yo diría que para el final de esta década no habrá ningún negocio importante que no sea un negocio Internet. Eso no significa que vayan a desaparecer los ladrillos y el cemento, pero si se está funcionando en una base global, no hay opción. No hay ningún proveedor de Cisco, y son cientos, que no trabaje en la Red. Y si no puede hacerlo, no es un proveedor.

P. Usted ha hablado con algunos de los personajes más influyentes del mundo. ¿Por qué quieren reunirse con usted?

R. Me gustaría decir que se reúnen conmigo porque soy encantador, pero está claro que no es por eso. Si mira lo que hacen ahora todas las empresas y países del mundo, nosotros lo hemos hecho antes. Ellos ven a Cisco como la compañía de Internet que lo ha hecho todo, en prácticamente todas las categorías de la Red, y también hemos sido capaces de enseñar a otros. Podemos compartir nuestras experiencias y las de los otros.

P. Y entre esas experiencias, ¿las hay negativas? ¿Cuáles son los problemas que ha encontrado por estar tan volcados en Internet?

R. Hay que tomar las decisiones mucho más deprisa. Déjeme que ponga un ejemplo: cuando terminó el último trimestre, los empresarios más importantes de Estados Unidos se dieron cuenta de que diciembre sería peor de lo esperado, así que empezaron a recortar inventario y cambiaron sus planes de gastos o contratación. Nuestro problema ha sido el Gobierno, la Reserva Federal, que recorta los tipos de interés un mes más tarde. Uno de los peligros es que, si las empresas están funcionando con el sistema y el Gobierno no lo hace, el Gobierno está tomando decisiones a un ritmo del viejo mundo.

P. Mucha gente en Silicon Valley cree que es mejor que el Gobierno no toque la tecnología. Usted está entre los asesores del nuevo presidente George Bush. ¿Qué piensa decirle al respecto?

R. Conozco muy bien al presidente Bush y he tenido el honor de reunirme con él muchas veces en los dos últimos años. Él entiende muy bien esta nueva economía, y compartimos bastantes ideas. Es interesante que la industria creciera más cuando casi no había normativa gubernamental y, cuando ya teníamos más éxito, empezaron las reglamentaciones, que tendían a ser bastante restrictivas. Una vez dicho esto, el Gobierno tiene preocupaciones muy realistas, entre ellas la seguridad y la intimidad. Si las empresas no siguen esta línea, entonces el Gobierno tendrá que intervenir. Pero si intentas aplicar las normas que se concibieron para la revolución industrial, es muy posible que no sólo no funcionen, sino que tengan el efecto contrario. Creemos que lo mejor es que eduquemos al Gobierno y trabajemos juntos para lograr una economía más fuerte. Ésa es la relación que tenemos en Estados Unidos, en el Reino Unido, en China, y que estamos desarrollando en la India. Es también una relación que me gustaría desarrollar en España.

P. ¿Cree que puede existir una legislación internacional sobre Internet?

R. Me decepcionaría mucho si existiera una autoridad internacional que controlase Internet, porque la mayoría de los legisladores gubernamentales son buena gente, pero no comprenden esta nueva economía. Recuerde que los altos funcionarios de Gobierno de todo el mundo ni siquiera la comprendían hace dos años. Probablemente sea ilusorio e injusto preguntar a alguien que no procede de ese entorno y trabaja en el Gobierno, y esperar que se meta en ello y lo comprenda. En segundo lugar, basarán su experiencia en el pasado. Antes, cuando conducías por una autopista podías saber qué tenías delante y qué es lo que ya habías visto. Ésta es una nueva autopista, se conduce 10 veces más rápido, tiene curvas, puntos de aceleración, lluvia, cruces. Si miras en el retrovisor, te sales de la carretera. Así que tienes que ser realista a la hora de facultar a alguien... Incluso los chinos comprenden esto.

P. Parece que últimamente trabaja más como guru que como hombre de negocios. ¿Se siente a gusto con ese papel?

R. Bueno, la tecnología me parece muy interesante, pero lo que me encanta de ella es la manera en que cambia la forma en que trabajamos, vivimos, jugamos, aprendemos. Además, mis padres me enseñaron que la educación es lo que permite igualar a la gente. ¿Quién hubiera podido pensar que un niño de Virginia Occidental terminaría en Silicon Valley, en una de las compañías más influyentes? Si alguien me hubiera dicho que iba a dar el 52% de mis opciones a colaboradores yo hubiera dicho que eso era socialismo. Pero, de hecho, es la forma definitiva del capitalismo, y funciona muy bien. Y si alguien me hubiera dicho que me iba a asociar con el Gobierno para cambiar la educación yo habría dicho: 'Eso no sucederá nunca'. Y sin embargo, aquí nos tiene. Y es tan estimulante, es algo que te hace ser humilde y te asusta un poco. Pero uno casi nunca tiene una posibilidad de cambiar el mundo. Si intentas cambiar el mundo, tienes que enfocarlo de una forma en que nadie lo haya hecho antes, porque, aunque lo estés intentando duramente, otras personas muy inteligentes lo han intentado y no han obtenido resultados.

P. ¿Y usted cree que puede cambiar el mundo?

R. Internet y la educación pueden hacerlo. Y Cisco puede desempeñar uno de los papeles más importantes en ello.

La bicicleta y la autopista

P. ¿Cuándo estarán esas mejoras que crea la red al alcance de todo el mundo?

R. Eso depende de lo que hagan los gobiernos. Los factores igualitarios en la vida son la educación y la infraestructura, los dos, porque proporcionar una conexión más rápida de Internet sin educación es como construir una autopista de seis carriles a tu casa y darte una bicicleta.

P. Pero se están creando divisiones entre los que pueden acceder a esos cambios y los que no.

R. Una división digital es un rebrote de la Revolución Industrial, tenías que estar en la ciudad adecuada, en el país adecuado y con la educación adecuada para poder participar en ella. Internet puede modificarlo en ambos sentidos. Puede hacer que la división digital sea mucho mayor, si un país no construye una infraestructura y educa a su población. O puede ser justamente al revés, porque a mí no me importa dónde están mis ingenieros; podrían vivir en las montañas de España si son realmente buenos y tuvieran una conexión rápida a Internet y la educación y la cultura adecuadas. El no haber participado en una revolución industrial no significa que no puedas hacerlo en la segunda. De hecho, algunos de los países que dirigieron la primera son los que tienen mayores problemas, porque muchas veces los países que tienen mucho éxito son los más lentos para cambiar. Es el caso de Japón. Al antiguo primer ministro le mostré cómo Japón no construía infraestructuras de red desde hacía hace tres años y medio. No cambió sus planes, y le quitaron de en medio tres meses y medio más tarde. Le mostré los mismos gráficos a Blair y a Zemin, y supieron inmediatamente lo que significaban.

Pregunta. Usted ha dicho que pronto tendremos cinco dispositivos IP (conectados a Internet) en nuestro cuerpo.

Respuesta. Creo que habrá de tres a cinco aparatos IP sobre tu cuerpo, e incluso puede ser una cifra conservadora. Algunos de ellos son bastante evidentes, como un busca, un teléfono o un sistema GPS. También podrías tener un monitor en el corazón que literalmente informara de tu salud en tiempo real a tu médico y, si tienes algún problema, podría incluso llamar a una ambulancia. También podrías tener aparatos que dispensarían medicinas sobre la marcha. Podrías tener la capacidad de ver con tus gafas las páginas de Internet. Y podrías combinarlo todo. Un granjero iría por el campo y sabría en qué lugar está, en función de lo que ha plantado, porque lleva un GPS. Incluso podría hacer un análisis del suelo y enviar la información en ese momento, o buscar el precio de la soja, o saber cómo está en el mercado de Estados Unidos y Europa. Simplemente, hay tantas posibilidades que ni podemos soñarlas. Pero los aparatos que ahora empezamos a soñar se harán realidad mucho más rápidamente de lo que la gente piensa.

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