La exposición sobre Sagasta
En el artículo La infracción al orden, publicado el pasado 22 de enero, el profesor Antonio Elorza realiza afirmaciones sobre la exposición Sagasta y el liberalismo español que pueden inducir a confusión. Como asesor histórico de la sala a la que se refieren, me gustaría aclarar algunos puntos.
Ningún espectador ha de adivinar el desenlace de la guerra de 1898, que se explica con claridad en el texto que acompaña a los dos cuadros expuestos; y la paz de París no sólo no se olvida en la exposición, sino que está representada por el documento original del tratado que firmaron España y Estados Unidos. Dichas piezas se encuentran rodeadas por otras que ilustran asuntos tales como la celebración del Primero de Mayo, el surgimiento de los nacionalismos catalán y vasco (este último, con un pañuelo en el que el retrato de Sabino Arana está enmarcado por banderas y lemas que, como señala la correspondiente cartela, muestran el carácter católico y soberanista de su proyecto político), el movimiento regeneracionista y el choque entre clericalismo y anticlericalismo, lo cual no indica, creo, voluntad alguna de borrar asistemáticamente los conflictos.
Por supuesto, resulta legítimo discrepar de la interpretación histórica que guía la exposición, criticar el peso que se otorga a cada tema y la selección de los objetos que se incluyen, o, faltaría más, señalar los posibles errores que contenga la muestra. Pero conviene hacer todo ello con cierto rigor y sin lanzar acusaciones carentes de fundamento.