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Ericsson dejará de fabricar telefónos móviles y los subcontratará a una empresa de Singapur

La multinacional sueca Ericsson, tercer fabricante mundial de telefonía móvil tras Nokia y Motorola, anunció ayer que abandonará la fabricación propia de terminales, una actividad que el pasado año arrojó unas pérdidas de explotación de 16.200 millones de coronas suecas (302.822 millones de pesetas) y lastró las cuentas del grupo. Pese a todo, Ericsson obtuvo un beneficio neto en el año 2000 de 21.018 millones de coronas (unos 392.000 millones de pesetas).

El fabricante sueco transpasará toda la fabricación de terminales a la empresa Flextronics, con sede en Singapur, que asumirá la actual producción de los equipos de las factorías de Ericsson en Brasil, Malaisia, Suecia y el Reino Unido.

Como consecuencia de esta medida, Ericsson recortará su plantilla en la división de productos de consumo de 16.800 a 7.000 empleados, aunque 4.200 trabajadores serán asumidos por Flextronics, una empresa que ya fabrica terminales para Motorola. La multinacional sueca seguirá manteniendo la marca y desarrollando tecnológicamente los modelos.

El presidente de Ericsson, Kurt Hellström, debió admitir ante los periodistas 'que los resultados de esta división siguen siendo poco satisfactorios debido a los fallos de suministro de los proveedores, lo que ha obligado a costosas medidas de ajuste y a la pérdida de cuota de mercado'. En efecto, Ericsson cerró el ejercicio pasado con una cuota del 9,7% del mercado mundial, que se estima en 415 millones d terminales, frente al 30,6% que conquistó Nokia, su gran rival, que ofrecerá el lunes resultados.

Hellström abundó en los motivos de esta decisión: 'Habíamos entrado en un círculo vicioso del que ahora procuramos salir. La realidad ha cambiado y nosotros tenemos que cambiar'.

La noticia, aunque esperada, causó conmoción en la Bolsa. Los títulos de la compañía cayeron un 11%. En Suecia ha sido recibida como un nuevo golpe psicológico dada la significación de la empresa en el conjunto de su economía, y en la población que, en una abrumadora mayoría, ha invertido en la adquisición de sus acciones y tiene un sentimiento de orgullo similar al que sentía por Volvo, como expresión del desarrollo tecnológico de un pequeño país.

La decisión afecta en lo inmediato a 500 empleados de Ericsson en la ciudad de Linköping, a unos 100 kilómetros al sur de la capital, y 100 en Lund, situada en el extremo sur del país. La empresa, que tiene 100.000 empleados en 140 países, recurrirá, como es habitual en estos casos, a las jubilaciones anticipadas para facilitar la salida a sus trabajadores. Hellström prometió ayudarles en su reubicación laboral.

El díficil momento por el que pasa Ericsson se debe, a juicio de los analistas, a un error estratégico iniciado hace dos años: la compañía minusvaloró el mercado de la telefonía móvil, lo que le llevó a fabricar 20 millones menos del número de unidades que debió haber realizado. El resultado: entregó el mercado a Nokia.

La decisión no afectará a España, según fuentes del grupo. El centro tecnológico de Zamudio (Vizcaya), donde Ericsson concentra su actividad industrial en nuestro país, no fabrica terminales en grandes tiradas. Tampoco se verán afectados los usuarios que dispongan de una terminal de la marca. Además, se respetarán los compromisos con los operadores de telecomunicaciones.

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