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El Gobierno filipino abre las puertas del exilio a Estrada

Ramón Lobo

El presidente del Senado, Aquilino Pimentel (candidato favorito a la vicepresidencia de Filipinas, aún vacante), y otros dos destacados senadores, Teofisto Guingona y Raúl Roco, han aconsejado a la nueva presidenta, Gloria Macapagal Arroyo, librarse de la molesta presencia en el país de su antecesor en el cargo. 'Si él no se va, incluso en el caso de que no lidere movilización alguna contra el nuevo Gobierno, sus seguidores pueden recuperarse y crear problemas a la Administración', aseguró ayer Pimentel. Guingona, en línea con lo declarado poco después por el ministro Pérez, añadió: 'El Ministerio de Justicia podría levantar la prohibición de salida del país en aras de los grandes intereses nacionales'. Pimentel considera que un Estrada exiliado sería menos problemático para el Gobierno de Macapagal Arroyo.

Una periodista recuerda que no hay que olvidar que Estrada logró en 1998 más de 11 millones de votos y que en las manifestaciones del pasado fin de semana, preludio de la renuncia del ex actor cinematográfico a la presidencia, no había más de medio millón de personas. La directora de cine Marilou Díaz-Abaya, una de las más afamadas de Filipinas, no cree probable a corto plazo una movilización masiva de los votantes del ex presidente, que en una gran mayoría se encuentran sepultados en las estadísticas de los desheredados. 'Ellos no saben bien qué ha sucedido, pero sí que hoy son más pobres que hace dos años'.

A pesar de todo, hay miedo a que esa masa de paupérrimos deje de ser observadora de su desgracia y se rebele. Pimentel esgrimió incluso el riesgo de un enfrentamiento, sobre todo si el nuevo Gobierno no logra resultados en pocos meses.

Procesar a Estrada, ejemplificar en él un castigo a la corrupción general que sufre el país desde hace décadas (herencia de la familia Marcos), puede tener sus riesgos. Jimmy John, uno de los seguidores del antiguo galán del cine filipino, defiende gozoso al ex presidente, a quien califica sin remilgos de 'buena persona' 'No me creo lo que dicen que ha hecho; habrá sido, en todo caso, la gente que le rodea', añade tras escupir baba y rabia al suelo.

El obstáculo con el que se topan los nuevos planes es que el ex presidente no se quiere ir e insiste, a través de terceros, en que, a efectos legales, él sigue en el puesto. Ayer mismo, uno de sus portavoces transmitió un mensaje diáfano de Estrada: 'No me voy, me quedo y afrontaré todos los cargos para probar mi inocencia (...) He nacido aquí, vivo aquí y aquí moriré'.

Son muchos los analistas locales que opinan que el bloqueo de la cuenta que el presidente tiene en el Citibank tiene como objetivo inmediato disuadirle de que lo mejor para él es subirse a un avión y marcharse al exilio.

El entorno del ex presidente se muestra por un lado retador con el nuevo poder (o el antiguo, pues a Macapagal Arroyo le rodea la flor y nata del stablishment filipino) y por otro lanza mensajes tiernos. Doña María, la anciana madre del presidente descabalgado, dijo ayer que la salud de su hijo ha empeorado desde que se inició el proceso de destitución. Encerrado con los suyos, Estrada mantiene silencio. Ayer, su portavoz, ante la insistencia de los periodistas, dijo una buena nueva: 'Dará una rueda de prensa en cuatro semanas'. Pero no dijo desde dónde.

'Se ha fortalecido la democracia'

En su primera rueda de prensa como presidenta, celebrada ayer en el palacio de Malacañang, Macapagal Arroyo evitó polémicas navajeras con su antecesor, pero se reafirmó en la plena legitimidad de lo ocurrido el sábado. 'Hemos logrado un cambio pacífico de Gobierno', dijo la presidenta, quien subrayó que el proceso de destitución, primero, y la revuelta popular (que los seguidores de Estrada tildan sin rodeos de golpe de Estado), después, 'ha fortalecido la democracia filipina'. Preguntada por sus bajos índices de popularidad, aseguró que ella sólo podía trabajar lo mejor posible 'y que Dios se ocupe del resto'. La presidenta desmintió los rumores sobre un posible golpe de Estado y aseguró que tiene el control de las Fuerzas Armadas. La rueda de prensa coincidió con la renucia del ministro de Defensa, Orlando Mercado, que ha sido sustituido por el senador Ramón Magsaysay. Sus representantes católicos en la Tierra, es decir, la Conferencia Episcopal, desean que se haga justicia. 'Existe un clamor popular para que sea juzgado; existe base legal para procesarle. La gente no desea que se repita lo de Marcos, que escapó a todo castigo', dijo Orlando Quevedo, presidente de los obispos. 'La Iglesia desea que los bienes robados y esa riqueza súbita e inexplicable sean devueltos y sus culpables encausados'. Los 80 obispos filipinos reunidos ayer en Manila creen que un eventual perdón moral de Estrada dependerá de la contrición que muestre en los próximos meses.

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