Mitad de camino
La temporada regular ha llegado a su ecuador. Diecisiete jornadas con un premio nada despreciable para los ocho primeros: el billete para la fase final de la Copa del Rey. El repaso a lo ocurrido hasta la fecha no arroja grandes novedades. Al final, clasificado Estudiantes, estarán todos los que son. Los dos grandes dominan sin grandes agobios y el resto suda para seguir un tren que ha recuperado la marcha de antaño, cuando una derrota de Barça o Madrid era un hecho inusual. Con un juego más industrial que artístico encadenan victorias semana tras semana sin grandes alardes pero con contundencia. El Barça con Navarro y Gasol dándole el toque fresco a su homogénea fuerza de choque (Karnisovas, Rentzias, Digbeau, incluso Jakicevicius). El Madrid al contrario, reforzado con el poderío físico de Milic, Struelens y Zidek para completar el talento de Djordjevic, Herreros o Angulo. Al final, por un camino y por otro ambos llegan a formas y maneras similares que de seguir así están llamadas a chocar ruidosamente en mayo.
De los demás invitados al fin de semana de la Copa no se puede pasar por alto los tremendos apuros de Estudiantes para integrarse en su competición favorita. Hace unos días Pepu Hernández, su entrenador, declaró que se imaginaba una Copa sin su equipo, ya que estaba cometiendo demasiados errores. Ojalá sea cuestión de errores y no de algo más profundo. No le sienta bien a Estudiantes el traje de equipo anodino y previsible, desconfiado en sus propias posibilidades, enrredado en sus defectos más que empujado por sus virtudes. De acuerdo que Rico Hill no es Thompson, Markovic tampoco y Vandiver hace lo que puede y le dejan en una Liga cada vez más exigente en el terreno físico. Pero la grandeza del Estudiantes se ha basado siempre en la búsqueda de lo imposible, en retar al poder establecido con unas armas en apariencia de menor potencia, en el añadido que otorga el sentirse diferentes. En los últimos dos meses nada de esto ha asomado, ni en el Palacio ni fuera de él. Comportándose como uno más, su fuerza se debilita hasta el punto de que sin ayuda de la victoria del TAU en Sevilla, hubiesen quedado fuera de una competición querida y emblemática para ellos. Eso no quiere decir que en marzo no se presenten en Málaga y la armen. Pero para eso deberá aparecer el Estudiantes clásico, explosivo, insolente.
Mención individual especial para Perasovic, razón directa del éxito del Jabones Pardo Fuenlabrada. Cada temporada un poco más lento, cada día más sabio y eficaz para sacar rendimiento a su portentosa puntería. Un lujo el poder seguir asistiendo a las evoluciones de semejante talento baloncestístico, un claro exponente de hasta donde se puede llegar cuando se combina adecuadamente la inteligencia con unos magníficos fundamentos individuales. Que no se retire nunca.
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