El derecho al retorno de los palestinos
de los Derechos Humanos y en las resoluciones pertinentes de la ONU, es perfectamente compatible con el desarrollo de una ciudadanía en libertad y bienestar en Israel. Las discusiones y las negociaciones en curso tendrían que girar sobre un plan escalonado de integración y convivencia entre los refugiados palestinos que quieran acogerse a su derecho de retorno y los actuales ciudadanos israelitas. En otras zonas del mundo convive mucha más gente de muchas razas y religiones en menos espacio y con buenos niveles económicos. Es lógico pensar que, a medida que se vaya entrando en los detalles de ver dónde y cómo van a vivir y trabajar los nuevos ciudadanos que han sufrido un éxodo obligado como sus nuevos conciudadanos israelitas, se verá mejor esta gran riqueza humana, que podría suponer una nueva sociedad con grandes valores éticos de perdón y de protección de las libertades y de los derechos humanos. Una nueva cultura de paz y convivencia sería necesaria para hacernos andar por este nuevo camino de seguridad y prosperidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.