Dos albañiles muertos y cinco heridos graves al hundirse un hotel en rehabilitación en Palma
Dos albañiles resultaron muertos y otros cinco heridos, dos de ellos muy graves, al quedar sepultados ayer a mediodía entre los escombros tras el súbito desplome de las tres plantas en obras de un hotel antiguo y en desuso turístico, ubicado en la segunda línea de la playa de Palma de Mallorca. El Gobierno balear reclamó de inmediato la actuación de la fiscalía y calificó el caso como una 'catástrofe con responsables'. El edificio tenía 40 años.
En el interior del edificio, sometido a intensos trabajos de rehabilitación y reconstrucción general para su uso de nuevo como establecimiento hotelero, trabajaban unos 40 obreros. La gran mayoría de los albañiles se encontraba trabajando en otro bloque del edificio, idéntico al caído.
El operativo del rescate de las víctimas se desplegó con rapidez sobre la montaña de ruinas. Los compañeros de uno de los desaparecidos bajo los cascotes llamaban en vano al móvil que llevaba prendido la víctima en su cinto. Durante tres angustiosas horas, más de cien personas, bomberos, albañiles, policías y sanitarios, trabajaron en cadena en el desescombro para rescatar a los atrapados. Tras cuatro horas, y con la asistencia de vecinos y voluntarios, concluyó la tarea de localización de los heridos y de las dos víctimas mortales, todos afectados por aplastamientos torácicos y politraumatismos.
'Estábamos asegurando el forjado, reforzando las estructuras, con licencia municipal', manifestó el empresario turístico Josep Forteza Rei, propietario del hotel, un veterano líder patronal, quien aventuró una supuesta causa para explicar el trágico suceso: posiblemente una pequeña pala mecánica rozó una columna de la planta baja y el bloque entero se vino abajo.
Un portavoz de Comisiones Obreras opinó que posiblemente el constructor se había excedido en las cargas de las placas de los pisos sin aumentar la resistencia de los muros y pilastras, lo que pudo desencadenar el hundimiento. El mismo interlocutor señaló que la empresa constructora, Juan Rigo, SA, no tenía delegados sindicales y añadió que trabajaba con empleados sucontratados.
La Consejería de Turismo, por su parte, no había otorgado la autorización específica al proyecto de nuevo hotel, pero la obra contaba con autorización municipal para reforma y ampliación del edificio.
'Esto no es un suceso, un accidente, es una catástrofe que tiene responsables', advirtió el consejero de Trabajo del Gobierno balear, Eberhard Grosske, que reclamó la actuación de la fiscalía en la investigación de las presuntas responsabilidades penales. 'No se trata de un descuido, es una consecuencia de hacer mal las cosas', agregó Grosske, para quien 'jamás se pueden manejar criterios de rapidez o rentabilidad sobre los de seguridad'.
El hotel derrumbado había sido construido en 1962 usando en buena parte los pesados materiales clásicos de mampostería de la época y de las canteras cercanas, bloques de piedra arenisca. El establecimiento se encontraba fuera de actividad por baja oficial desde 1992 y tenía capacidad para cien plazas.
Obras turísticas urgentes
Edificio completamente ajeno a la actividad hotelera. Esta es la calificación que consta en los archivos del Gobierno balear sobre el hotel Tivoli. El Ejecutivo autonómico dice que el establecimiento no solicitó prórroga para futura actividad ni tampoco 'permiso para su reforma', condición que la ley fija para efectuar cualquier obra. En el cerrado y caro mercado insular, las plazas hoteleras viejas y obsoletas llegan a valer hasta tres millones cada una cuando el edificio se compra para derribo, reforma o construcción de un nuevo hotel. En Mallorca, todas las obras turísticas suelen ser urgentes. Lo exige la dinámica del mercado veraniego. De los más de 2.000 hoteles y bloques residenciales levantados deprisa y sin miramientos desde los años 60, sólo hay dos en Baleares que figuran en manuales de arquitectura.
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