Un símbolo de la represión en el País Vasco durante la dictadura
Melitón Manzanas, jefe de la brigada político-social de San Sebastián (Guipúzcoa) cuando fue asesinado por ETA en agosto de 1968 -el primero organizado por la banda terrorista en su historia-, fue el principal exponente de la represión franquista en el País Vasco. Odiado por todos los demócratas a los que persiguió con saña, su condecoración a título póstumo ha provocado las protestas y la indignación de partidos de izquierda y nacionalistas.
Cuando fue asesinado por ETA tenía 58 años y estaba en la cumbre de una carrera que inició en su ciudad natal, Irún (Guipúzcoa). Melitón Manzanas comenzó su actividad pública en las filas de las juventudes de Acción Popular y una vez terminada la Guerra Civil, en la que militó en el bando franquista, ingresó en el Cuerpo General de Policía. Manzanas, que colaboró con la Gestapo -la siniestra policía nazi- cuando tomó el sur de Francia en la etapa del régimen de Vichy, se especializó en los detenidos políticos, de cuyo interrogatorio se encargaba personalmente y a los que aplicaba la tortura, según muchos de los que la sufrieron.
Por sus manos pasaron políticos como el fallecido presidente del PSOE, Ramón Rubial, que fue detenido en 1945 al pasar la frontera en dirección a Francia, por la delación de un guía que infiltró el propio Manzanas.
Su actividad como policía especializado en la persecución de la oposición al régimen franquista permaneció hasta el final de sus días. Aún poco antes de su asesinato realizaba detenciones personales entre la nueva hornada de jóvenes antifranquistas en las manifestaciones de San Sebastián.
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